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El puño en alto: 19 de septiembre de 2017

Por: Mujer de 10 30 de Enero
El puño en alto: 19 de septiembre de 2017
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«Si dos rayos caen sobre el mismo árbol, seguiremos con el puño en alto».

El puño en alto

Juan Villoro

Eres el lugar donde recoges la basura.
Donde dos rayos caen en el mismo sitio.
Porque viste el primero, esperas el segundo.
Y aquí sigues.
Donde la tierra se abre y la gente se junta.

Otra vez llegaste tarde:
estás vivo por impuntual,
por no asistir a la cita que a las 13:14 te había
dado la muerte,
treinta dos años después de la otra cita,
a la que tampoco llegaste a tiempo.

Eres la víctima omitida.
El edificio se cimbró y no
viste pasar la vida ante
tus ojos, como sucede
en las películas.

Te dolió una parte del cuerpo
que no sabías que existía.

La piel de la memoria,
que no traía escenas
de tu vida, sino del
animal que oye crujir
a la materia.

También el agua recordó
lo que fue cuando
era dueña de este sitio.
Tembló en lo ríos.
Tembló en las casas
que inventamos en los ríos.
Recogiste los libros de otro
tiempo, el que fuiste
hace mucho ante
esas páginas.

Llovió sobre mojado
después de las fiestas
de la patria.
Más cercanas al jolgorio
que a la grandeza.
¿Queda cupo para los héroes en septiembre?

Tienes miedo.
Tienes el valor de tener miedo.
No sabes qué hacer,
pero haces algo.
No fundaste la ciudad
ni la defendiste de invasores.

Eres, si acaso, un pordiosero de la historia.
El que recoge desperdicios
después de la tragedia.
El que acomoda ladrillos,
junta piedras,
encuentra un peine,
dos zapatos que no hacen juego,
una cartera con fotografías.
El que ordena partes sueltas,
trozos de trozos,
restos, sólo restos.
Lo que cabe en las manos.

El que no tiene guantes.
El que reparte agua.
El que regala sus medicinas
porque ya se curó de espanto.
El que vio la luna y soñó
cosas raras, pero no
supo interpretarlas.
El que oyó maullar a su gato
media hora antes y solo
entendió con la primera
sacudida, cuando el agua
salía del excusado.
El que rezó en una lengua
extraña porque olvidó
cómo se reza.
El que recordó quién estaba
en su lugar.
El que fue por sus hijos
a la escuela.
El que pensó en los que
tenían hijos en la escuela.
El que se quedó sin pila.
El que salió a la calle a ofrecer
su celular.
El que entró a robar a un
comercio abandonado
y se arrepintió en
un centro de acopio.
El que supo que salía sobrando.
El que estuvo despierto para
que los demás durmieran.

El que es de aquí.
El que acaba de llegar
y ya es de aquí.
El que dice «ciudad» por decir
tú y yo y Pedro y Marta
y Francisco y Guadalupe.
El que lleva dos días sin luz
ni agua.

El que todavía respira.
El que levantó un puño
para pedir silencio.
Los que hicieron caso.
Los que levantaron el puño.
Los que levantaron el puño
para escuchar
si alguien vivía.
Los que levantaron el puño para
escuchar si alguien
vivía y oyeron
un murmullo.
Los que no dejan de escuchar.

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