Si te cuesta confiar en ti misma, no estás sola. Seguramente es el síndrome del impostor
¿Por qué hay tantas mujeres brillantes y altamente competentes que dudan tanto de sí mismas?, ¿por qué los puestos directivo más altos siguen siendo mayoritariamente ocupados por hombres?, ¿qué cosa sucede que hace que a las mujeres les cuesta más trabajo creer y confiar en sus capacidades? A estas y más preguntas similares responden Elisabeth Cadoche y Anne de Montarlot, autoras del libro El síndrome de la impostora editado por Grupo Planeta. Recientemente tuvimos la oportunidad de platicar con ambas mujeres acerca del lanzamiento de su libro y nos contaron más acerca de este «síndrome del impostor» que, al afectar mayoritariamente a las mujeres, se optó por feminizarlo y llamarlo mejor como «el síndrome de la impostora».
10 puntos para entender el síndrome del impostor y cómo te afecta
10 razones por las cuales el síndrome del impostor afecta más a las mujeres
1. Prevalece una mayor falta de confianza entre las mujeres que entre los hombres
Una cuestión que las autoras del libro dejan claro desde el inicio es la distinción entre autoestima y autoconfianza. Si bien usualmente van de la mano, es importante distinguirlas ya que la falta de autoconfianza es lo que propicia que se desarrolle el síndrome del impostor. De acuerdo con ambas autoras, la falta de confianza se presenta cuando a pesar de tener todas las herramientas, dudamos de nuestra capacidad para ejecutar correctamente las tareas, nos sentimos inseguras respecto a nuestras habilidades y capacidades. Esto suele presentarse más en las mujeres que en los hombres por factores muy diversos interrelacionados que se exploran a profundidad en el libro y de los que hablaremos más adelante.
Mientras tanto, este hecho es fácilmente constatable cuando observamos que hombres sin experiencia se lanzan por puestos pensando que ya aprenderán lo que necesitan en el proceso, mientras que las mujeres, a pesar de estar preparadas, se enfrentan a dificultades enormes a la hora de aventurarse y perseguir puestos para los cuales están altamente calificadas.
2. El entorno misógino y machista en que vivimos juega un rol importante
Un primer motivo que explica esta falta de seguridad en las mujeres es el entorno machista y misógino en que vivimos y en el cual se ha desarrollado toda nuestra historia como humanidad. Cadoche y Montarlot consideran que sólo hay que revisar las primeras obras literarias para darnos cuenta que la sociedad patriarcal que pervive hasta nuestros días se ha encargado de mantener a raya a las mujeres, mermando así la confianza en ellas mismas para incursionar y participar activamente en los espacios públicos. A lo largo de la historia, es evidente que a las mujeres se les ha visto más como objetos que como personas y su valor ha estado en función de «qué tan útiles» les pueden ser a los hombres. Siglos de objetificación evidentemente tienen repercusión en la manera en que las mujeres se ven a sí mismas aún cuando las circunstancias han cambiado.
3. La ausencia de referentes hace las cosas más complicadas
Por lo anterior, es evidente el porqué hay tan pocos referentes femeninos en la historia. Para las autoras de El síndrome de la impostora, contar con referentes del grupo al que perteneces es esencial para construir mayor confianza en una misma. Si creces viendo mujeres fuertes incursionando en la ciencia, la música, etc. la idea de que después puedas desempeñarte en lo que quieras es más que plausible. Sin embargo, en el caso contrario de que haya pocas mujeres desarrollándose en los espacios públicos, provoca que la confianza en una misma disminuya. Siempre cuesta pensar que una podría ser la primera en algo. Por eso mismo debemos alentar a las mujeres que se esfuerzan por abrir camino para ellas y para las demás que vayan por detrás.
4. Bombardeo constante y excesivo de estereotipos inalcanzables
Así como carecemos de referentes femeninos, los estereotipos de belleza nos bombardean por todas partes. Para Cadouche y de Montard, esta inversión proporcional provoca mayor inseguridad en las mujeres. Y es que siempre, en cualquier momento de la historia, se ha planteado lo que se espera que sean las mujeres. Desde esposas y amas de casas abnegadas, hasta las superwoman de hoy en día, los estereotipos impuestos por la sociedad hacia las mujeres han limitado nuestra libertad para desarrollarnos de la manera en que nosotras queramos. Y, por supuesto, al ser estereotipos humanamente inalcanzables y de cualquier manera exigidos, las mujeres se tambalean en el piso de su seguridad.
5. Contradicciones al por mayor
No sólo es que haya tanto estereotipo por todos lados, sino que además se contradicen entre sí. Sé delgada, pero ten busto y caderas grandes; trabaja por tus objetivos y sé una mujer independiente, pero también sé una madre y esposa entregada. Sé inteligente, pero no tanto que intimides a los hombres; sé alegre, pero no coqueta. En fin, que la respuesta a por qué los estereotipos son inalcanzables es precisamente por lo contradictorios que son. Lo peor del caso es que al crecer escuchándolos terminamos por interiorizarlos. De esta manera, aprendemos a odiarnos a la vez que aspiramos a alcanzar imposibles.
6. Altas exigencias hacia las mujeres por parte de la sociedad
Otro factor que las autoras del libro toman en consideración acerca de por qué el síndrome del impostor afecta tanto a las mujeres es la exigencia de competitividad. En esta sociedad en que vivimos siempre se nos exige estar en constante competencia con el otro. Ser más, hacer más, conocer más y sólo con base en esos resultados es que se mide tu valor. Así pues, librarse de esos estándares imposibles cuyo propósito es alentar la competencia, es una tarea realmente complicada pues de hacerlo una se enfrente al rechazo de una sociedad cruel y absurda.
7. Cruel autoexigencia
Como ya mencionábamos antes, con tanto bombardeo de estereotipos al final una termina por interiorizarlos. De esta manera ya no es necesaria la presión de la sociedad ya que nosotras mismas comenzamos a autoexigirnos cumplir con estos imposibles. En lugar de ser amables y pacientes con nosotras mismas, relacionarnos con nosotras a partir del amor y el entendimiento, nos volvemos crueles e injustas y, por supuesto, esto afecta nuestra autoconfianza.
8. Ejercemos contra nosotras una terrible autocrítica implacable
Muy ligado al punto anterior, al final resulta que el peor juez es el que habita en nuestra cabeza. Nadie nos dice cosas tan crueles y con tan poco tacto como nosotras mismas. De esta manera, al volvernos nuestras propias enemigas, terminamos por perder toda la confianza en nosotras mismas, tan importante para seguir adelante y creer en nuestros sueños y objetivos. Sin lugar a dudas, este tipo de comportamiento le viene de maravilla al síndrome del impostor y hace que nos afecte tanto a las mujeres.
9. Falta de reflexión e introspección
Para las autoras de El síndrome de la impostora, al estar tan ocupadas con los estereotipos de belleza inalcanzables, las mujeres no dedican tiempo suficiente a la introspección para atender sus necesidades. ¿Qué quiero ser o hacer?, ¿qué necesito? Las autoras del libro descubrieron que al hacerle esta pregunta a las mujeres les resulta muy difícil contestarlas de inmediato. Así pues, esta falta de autoconocimiento juega también un papel de suma importancia en lo que respecta la falta de confianza en una misma.
10. Nuestros logros son cuestionados con mayor frecuencia
Finalmente, no sólo es una cuestión interior, sino que, como las autoras han explicado, se trata más bien de una cuestión sistémica. Y es que además de todos los factores que ya se han discutido, una cuestión más que no puede dejarse sin mencionar es el hecho de que nuestros logros son cuestionados con mayor frecuencia. No sólo por los hombres, sino también entre nosotras mismas. Debido a esta competencia de la que ya se ha hablado, cuando mujer consigue ser exitosa en tal o cual cosa, muchas veces despierta sentimientos de animadversión en otras mujeres. Por eso es que es tan común escuchar a otras mujeres hablar mal de otras y poner en tela de juicio sus logros al hacer comentarios como «sí, lo consiguió, pero es que ve cómo va vestida» o «la hicieron jefa, pero con quién no se habrá acostado para conseguirlo». Así pues, las autoras de este libro subrayan que debemos de empezar a ser más solidarias entre nosotras mismas, festejar los triunfos de otras pues cuando una mujer avanza, avanzamos todas.
Si quieres leer más sobre este síndrome del impostor, por qué afecta más a las mujeres y qué hacer para remediarlo, entonces consigue este libro en tu librería más cercana. Sin lugar a dudas es un tema que se presta para una discusión muy amplia y que nos beneficiará a todas saber más de él para convertirnos en las mujeres que queremos llegar a ser.
Consigue el libro en tu librería más cercana
10 hábitos para convertirte en la mujer independiente que siempre quisiste ser
