El síndrome del impostor te puede meter el pie en tu vida fit. Sigue estos tips para evitarlo.
El síndrome del impostor es un mal más común de lo que creemos. Cualquier persona puede sufrir por ello, incluso aquéllos a quienes ves en la cima del éxito. Este problema se puede resumir en la imposibilidad de alguien para aceptar su éxito y fijarse sólo en lo malo, dudar de sí mismo y no sentirse merecedor de lo bueno.
Seguro te suena conocido. Y es que actualmente se nos exige tanto, que ya casi lo tenemos configurado desde el nacimiento en la mente.
¿Cómo se origina el síndrome del impostor?
Algunas de las causas de este trastorno es la búsqueda de la perfección, experiencias negativas en el pasado, la comparación con otros (cosa que ahora es muy fácil con las redes sociales). La forma en la que te percibes y tus niveles de autoestima, y el miedo a perder o al fracaso.
Lo bueno es que con terapia y siendo consientes de que este problema puede estar en nosotros, puedes reducir o eliminar ese tipo de pensamientos.
Ahora, este síndrome aparece mucho en las personas que llevan o tratan de llevar un estilo de vida saludable, y que están comprometidos con el fitness. Si te está pasando, aquí te damos unos consejos para que no afecte tu avance.
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¿Cómo evitar el síndrome del impostor?
Al comenzar la vida fit, tenemos claro cómo queremos llegar a vernos, pero la realidad es que ese es el inicio de los problemas en nuestra mente. Te recomendamos que establezcas metas realistas y no te compares con otras personas.
Concéntrate en ti y marca metas que puedas ir alcanzando razonablemente. No tienes que llegar a una sola meta, pueden ser varias.
No seas muy dura contigo, entiende que todos, hasta los expertos, han cometido errores en su camino a la vida saludable, y que de ahí aprendieron para ser mejores. Sabemos que a veces, cuando nos marcan un error, sentimos mucha vergüenza y hasta dan ganas de no regresar al gym, pero eso sólo está en tu cabeza.
Eso sí. Celebra cada uno de tus logros, por más pequeños que sean. No subestimes el trabajo que ya hiciste. Puedes mantener un registro de tus medidas, o tus estatus de entrenamiento para que veas cómo estás mejorando poco a poco.
Estudia, mantén la mente abierta a aprender. Ya sea de nutrición, de los ejercicios que estés realizando o ambos, el tener cada día más información sobre ello aumenta tu nivel de confianza y hasta compartirás conocimientos con otras personas, lo que también te hará sentir muy bien.
No dejes que algo que se supone tiene que hacerte una persona más saludable y feliz, se convierta en un factor de estrés para ti.
Poner en práctica ejercicios de relajación, como yoga y meditación, reducirán tus niveles de estrés en general, y así no tendrás una acumulación de frustraciones que puedan hacer que tires la toalla.
¿Cómo saber si tienes el síndrome del farsante?
Tienes éxitos evidentes, y la gente te felicita, pero tú no puedes reconocer que hiciste un buen trabajo. Dudas de ti, y minimizas tus logros.
Te da miedo fracasar y que la gente te vea como un farsante que finge ser bueno en algo, y que no mereces tener lo que tienes.
Te exiges de forma extrema, quieres alcanzar la perfección a cualquier precio y los logros de los demás roban demasiado tu atención, haciendo que te la pases comparando tu vida con la de ellos.
En realidad esto es algo muy general, pero son los puntos en los que coinciden aquéllos que tratan con un trastorno de esta naturaleza. Si crees que es tu caso, no dudes de consultar a un profesional de la salud, pues puede que necesites ayuda extra para controlar y alejarte del síndrome del impostor.
