Las horas de sueño se dividen en una serie de ciclos de sueño lento y sueño paradójico. Si hay algún reloj que des escuchar, sin duda es […]
Las horas de sueño se dividen en una serie de ciclos de sueño lento y sueño paradójico. Si hay algún reloj que des escuchar, sin duda es tu propio reloj biológico. Tanto si te sientes más activa por la mañana como si estás mejor por la noche, es tu reloj el que pide que duermas lo suficiente para que tu organismo se recupere.
Por lo general cada vez dormimos peor, el 40% de la población mundial sufre alteraciones del sueño: le cuesta dormirse, se despierta durante la noche y tiene pesadillas o insomnio. De ahí el interés de un sueño de calidad, indispensable para la buena forma física, para el equilibrio y para tener buen aspecto.
Duerme a tus horas:
Respeta los ciclos biológicos procurando irte a dormir más o menos a las mismas horas y levantándote a una hora fija, incluso el fin de semana. No pretendas recuperar las noches en blanco quedándote en la cama hasta tarde. Durante la mañana, el sueño es demasiado rico en sueño paradójico y demasiado pobre en sueño lento, así que en realidad no descansamos. Por la tarde, una siesta (más rica en sueño lento profundo) es más benéfica para la recuperación de cansancio acumulado por la falta de sueño. Otra opción para evitar en la medida de lo posible durante la cena el café, el alcohol, el tabaco, las bebidas diuréticas (cervezas, sopas), los excitantes (especias y condimentos) y los dulces (los azúcares rápidos pueden provocar despertares intempestivos).
Lavanda bajo la almohada:
Al ser, calmante y tranquilizante, la lavanda ayuda a conciliar un sueño recuperador. Esta planta permite reducir el tiempo que te tardas en conciliar el sueño y aumentar la duración de mismo. Si te cuesta dormirte, pon 3 gotas de aceite esencial sobre tu almohada. Con el calor del cuerpo, los aromas de la lavanda se difundirán poco a poco durante la noche y te ayudarán si te cuesta conciliar el sueño.
Un baño relajante:
Deja la mente en blanco, distiende los músculos y relaja todo tu cuerpo. Añade 15 gotas de aceite esencial de lavanda al agua del baño (una vez llena la bañera), y este baño te proporcionará una mayor relajación muscular y mental.
Un aceite de masaje para dormir bien:
Mezcla en un recipiente 50 ml de aceite de almendras dulces (suavizante) y la misma cantidad de aceite de sésamo (ligero y nutritivo), dos aceites vegetales en ácidos grasos esenciales que favorecen un masaje suave y relajante. Añade 10 gotas de aceite esencial de lavanda, y deja macerar 48 horas. Vierte el aceite resultante en una botella de cristal opaco que cierre herméticamente. Etiquétalo. Este aceite para el cuerpo es ideal por la noche como masaje, a fin de propiciar un sueño plácido y reparador. Se conserva bien protegido de la luz y el calor.
Vierte una pequeña cantidad de aceite en la palma de la mano. Aplícate el aceite en un masaje por todo el cuerpo (evitando los ojos y mucosas), frotándote suavemente con movimientos circulares. Para optimizar el efecto relajante del masaje, aplícalo también en tus pies, presionando en el arco plantar, y luego asciende hacia la parte superior del cuerpo. Insiste en las zonas más tensas (nuca y parte superior de los hombros), así como en el plexo solar y las muñecas.
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