Identificarlas te ayudará a poder evitarlo.
Pensar a veces es como respirar: lo hacemos en automático y sin darnos cuenta, sin embargo, a diferencia de la respiración, los pensamientos que pasan por nuestra mente no son necesarios; de hecho, muchas veces la mente nos confunde de maneras dañinas.
El filósofo Eckhart Tolle afirma que no somos nuestra mente. en su libro El poder del ahora, habla sobre cómo identificarnos con nuestro pensamiento, con nuestra mente, nos juega constantemente en contra, pues lo que pensamos no es siempre lo que pasa en la realidad.
«A la mente le encanta hincarle el diente a los problemas», «[…] la mente comenta, especula, juzga, compara, se queja, acepta, rechaza, y así sucesivamente», estas son citas de Tolle para explicar cómo, al final, lo que nuestra mente hace es preocuparnos y confundirnos.
5 formas en que la mente nos confunde y nos afecta
Es un hecho científico y psicológico que nuestra mente realmente nos juega trucos sucios, y las consecuencias en nuestra vida personal pueden ser divertidas, pero también pueden meternos el pie muchas veces y afectar nuestro trabajo o nuestras relaciones.
Identificar cuando la mente nos confunde es el primer paso para poder evitarlo.
1. Leer la mente de los demás
Inferir lo que está pasando por la mente de alguien sin pedirle que lo aclare es un truco de nuestra mente y tiene como resultado suposiciones falsas, lo que conducirá a evaluaciones incorrectas y consecuencias negativas.
La forma de evitarlo es aceptar que tenemos un prejuicio natural y luego tratar de ver el escenario desde la perspectiva de la otra persona. Buscar claridad ayudará a evitar que las personas caigan en la trampa de las suposiciones.
2. El futuro es terrible y oscuro
El pesimismo inevitablemente resulta en dificultad. Este desafío cognitivo implica revertir los patrones de pensamiento negativos.
Así, en lugar de percibir el cambio como una amenaza, procura considerarlo como una oportunidad de éxito.
3. Pensamientos catastróficos
El cerebro tiende a la catástrofe; así, cualquier cambio puede hacernos sentir incapaces de afrontar el impacto posterior. Los patrones de pensamiento destructivos provocan una respuesta defensiva que se centrará en bloquear el cambio.
Procura desviar la negatividad que rodea el cambio al que te enfrentas pensando en respuestas realistas que te ayuden procesar, aceptar y nivelar la carga emocional relacionada con el cambio.
4. Efecto chivo expiatorio
Cuando sucede algo malo, nuestro cerebro intentará encontrar una razón para ello. En específico, la mente quiere encontrar algo (o alguien) a quien culpar por la desgracia.
En el proceso, tergiversamos la realidad para proteger nuestra autoestima; en otras palabras, no queremos reconocer nuestros errores.
Antes de sacar conclusiones precipitadas, para evitarlo, es importante definir adecuadamente el problema y su origen.
5. Predisposición inconsciente
Las predisposiciones pueden influir en cómo percibimos a las personas, cómo pensamos sobre los acontecimientos y a qué aspectos de una situación prestamos atención al tomar una decisión.
Pero esta predisposición puede hacerte juzgar a una persona injustamente o llevarte por caminos equivocados buscando confirmación, pues ignoras o descartas cualquier cosa que se oponga a tus creencias.
Estos sesgos cognitivos pueden impedirte pensar con claridad y es posible que no puedas tomar decisiones informadas sobre cosas importantes de tu vida, como tu salud, tus relaciones, tu trabajo o tu dinero. Incluso pueden afectar la forma en que interactúas con el mundo.
Para combatir este sesgo, esfuérzate por abrir tu mente. Haz un esfuerzo por sentir más curiosidad acerca de los puntos de vista opuestos y escucha realmente lo que los demás tienen que decir y por qué.