¡Acá te vamos a decir cómo identificar el positivismo tóxico!
La positividad tóxica es un concepto que, aunque puede sonar extraño, está presente en muchas de nuestras interacciones diarias. A menudo, se nos anima a mantener una actitud positiva en todo momento. Sin embargo, esta insistencia en ver el lado positivo puede convertirse en una trampa que nos aleja de nuestra verdadera experiencia emocional.
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Qué es la positividad tóxica y cómo afecta a la salud mental
Mark Manson, autor del popular libro El sutil arte de que (casi todo) te importe un carajo, nos recuerda que intentar escapar de las emociones negativas no es la solución. Cuando intentamos silenciar o ignorar nuestros sentimientos de tristeza, frustración o ansiedad, en realidad estamos creando más sufrimiento. Negar lo que sentimos no solo no hace que esos sentimientos desaparezcan, sino que a menudo los intensifica. La idea de que siempre debemos ser felices puede llevarnos a sentirnos culpables por no estar en ese estado.
El psicólogo Antonio Rodellar señala que nuestras emociones forman una amplia paleta de colores, que incluye no solo la alegría, sino también la tristeza, la rabia y la ansiedad. Estas emociones no son solo reacciones pasajeras; tienen un propósito y nos brindan información valiosa sobre nuestro entorno y nuestro estado interno. Ignorar esas emociones nos desconecta de nosotros mismos y de lo que realmente estamos viviendo. Es esencial reconocer que todas las emociones, incluso las consideradas «negativas», tienen un papel en nuestra vida y en nuestro bienestar.
Sally Baker, una terapeuta británica, subraya que la positividad tóxica implica una negación de las emociones que surgen ante desafíos. A menudo, nos sentimos presionadas a mostrar solo lo positivo, lo que puede ser agotador. Esta presión no solo nos aísla de nuestras emociones auténticas, sino que también nos impide desarrollar resiliencia, la capacidad de adaptarnos y recuperarnos ante las adversidades. Si solo permitimos que nuestras expresiones sean positivas, estamos siendo deshonestas con nosotras mismas y con los demás. Es completamente humano sentir tristeza o frustración, y reconocerlo es el primer paso para enfrentar esos sentimientos.
Psicología Positiva vs. Positividad Tóxica
Para entender mejor la positividad tóxica, es importante distinguirla de la psicología positiva. Este último es un enfoque que busca entender lo que nos hace felices y cómo podemos potenciar esos aspectos en nuestra vida. Martin Seligman, quien popularizó esta idea, sugiere que el pesimismo no es algo con lo que nacemos, sino que se desarrolla a través de nuestras experiencias. Sin embargo, la clave no está en ignorar los pensamientos y emociones negativos, sino en transformarlos y aprender a manejarlos.
La psicología positiva nos invita a enfocarnos en el bienestar y la felicidad, pero no a costa de nuestras emociones más complejas. Aceptar lo que sentimos, incluso cuando es doloroso, es esencial para el crecimiento personal. Ignorar o minimizar nuestras emociones negativas puede llevarnos a una especie de bloqueo emocional, donde no podemos avanzar ni aprender de nuestras experiencias.
¡Acepta tus emociones!
La clave para evitar caer en la trampa de la positividad tóxica está en la aceptación. Es fundamental permitirnos sentir lo que estamos sintiendo sin juzgarnos. Si te sientes triste, frustrada o incluso enojada, no te castigues por ello. Permítete experimentar esos sentimientos, porque son parte de ser humano. Al enfrentarlos y validarlos, comenzamos a construir resiliencia y aprendemos a navegar las dificultades de la vida con mayor fortaleza.
La vida está llena de altibajos, y aceptar esa realidad nos ayuda a ser más auténticas y conectadas con nosotras mismas. Así que la próxima vez que te enfrentes a una emoción que consideras negativa, recuerda que está bien sentir. Tu bienestar emocional depende de tu capacidad para abrazar la totalidad de tu experiencia.
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