Seguro los has hecho toda tu vida. Mira lo que son y en qué te benefician. Los mudras podría decirse que son yoga con las manos. Es […]
Seguro los has hecho toda tu vida. Mira lo que son y en qué te benefician.
Los mudras podría decirse que son yoga con las manos. Es una forma de meditar con el movimiento de ellas. Su efecto es maravillo y es tan sencillo como estirar las manos y moverlas con atención.
¿Qué son los mudras?
Son gestos o posturas manuales que se realizan dentro de las prácticas del yoga, disciplina que asegura que son vías de acceso hacia la unión del sí mismo universal con la conciencia absoluta, llámese Dios, energía o en lo que tú creas. Existen de muchos tipos, y son practicados principalmente por el budismo, hinduismo y tantrismo.
¿Para qué sirven los mudras?
- Ayudan al cuerpo, a la mente y al espíritu a alcanzar armonía.
- Estimulan ámbitos específicos de nuestro cerebro y ejercen influencia también a nivel físico.
- Las posiciones simbólicas de los dedos permiten representar de forma plástica determinados estados de conciencia como los contemplativos o meditativos.
Se ha comprobado que determinados gestos pueden influir de forma positiva en la mente.
Tipos de mudras
Existen infinidad de tipos de mudras, te presentamos estos tres ejemplos básicos y qué aportan cada uno.
Atmanjali mudra
Es la postura de la oración. Actúa regulando los pensamientos, otorgando juicio y facilita la calma y tranquilidad internas. Ha permanecido a lo largo del tiempo en culturas como la budista o cristiana como símbolo de adoración.
Prana Mudra
Une las puntas de los dedos meñique y anular con el pulgar de cada mano. Coloca las manos sobre las rodillas con las palmas hacia arriba. Observa tu respiración y visualiza la base de tu columna vertebral firmemente enraizada a la tierra. Mantén la postura y el mudra durante 5 minutos. Ayuda a enfocar tus objetivos, aumenta la energía vital y la energía del cuerpo, reduce la fatiga, mejora la visión, incrementa la confianza, el arraigo y la valentía.
Abhaya mudra
Es un gesto protector. Se le conoce como el mudra del No-miedo. Según los relatos budistas, un día el malvado Devadatta incitó a un elefante para que atacara a Buddha. Éste levantó su mano derecha en este gesto y el elefante se detuvo». Muchos dioses o representaciones de ellos aparecen en esta posición, incluso en la figura de Jesús o algunos santos. Se realiza colocando la palma de la mano derecha hacia delante, abierta, con los dedos relajados, a la altura del corazón o del hombro, mientras que la mano izquierda reposa sobre el regazo.
En la medicina tradicional china, el centro de la mano es el punto “laogong” del canal del pericardio de la acupuntura, un punto ying por donde fluye la energía (Qì o Chi) hacia el dedo medio, naciendo directamente desde el corazón.
Este mudra nos ayuda a encontrar nuestro propio valor, ahuyentando el miedo, al mismo tiempo que sirve como bendición a uno mismo y a los demás. No es de extrañar que en la nuestra y otras muchas culturas se salude de lejos con este gesto, además de su uso en rituales religiosos o en las bendiciones que los reyes egipcios y los emperadores romanos ofrecían a sus pueblos.