¿Te ha pasado que a veces estás tan concentrada en los demás que te olvidas de ti? Este mal puede ser más recurrente de lo que piensas […]
¿Te ha pasado que a veces estás tan concentrada en los demás que te olvidas de ti? Este mal puede ser más recurrente de lo que piensas y no beneficia en lo absoluto tu armonía interna. Es hora de reflexionar sobre eso.
Siempre he creído que no tiene nada de malo ser, en algunas ocaciones, un poco egoísta. Pensar sólo en ti. Deja que los demás se ocupen de sus problemas y tú dedícate a los tuyos. No siempre tenemos la obligación de estar al tanto de las preocupaciones de nuestros papás, las complicaciones amorosas de nuestras amigas o los dramas con nuestras parejas. A veces, tenemos derecho a pesar sólo en nosotras. En lo que queremos, nos gusta o importa.
Date la oportunidad de pasar el tiempo contigo misma. De conocerte mejor. Ve de compras sola, al cine o a comer por el puso gusto de poder hacerlo. Gasta en algún capricho que siempre has querido y disfruta un día dedicado sólo a ti.
¿Cuáles son las ventajas de esto?
Que te alejarás, aunque sea por un corto tiempo, de todas las preocupaciones y negatividad que de alguna forma te rodea. Tendrás la oportunidad de aprender a no tener miedo a la soledad, porque a veces esto puede ser completamente favorable.
La vida no sólo se trata de ser siempre feliz. Al contrario, es acerca de aprovechar todos los momentos, ya sean buenos o malos y de cómo hacemos de ellos una enseñanza para el futuro. Como ya lo he dicho en publicaciones anteriores, vivir es acerca de experiencias, no de recuerdos.
Es por esto que te invito a tratar de encontrar el tiempo y espacio para ti misma. Reflexiona sobre lo que creas que te hace falta y descúbrelo. No temas probar cosas nuevas. Si nadie se anima a intentar un deporte extremo o una comida exótica contigo, hizo por tu cuenta. Recuerda, la única condición es que lo haces únicamente por ti.
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