El cuerpo lo es todo y existen claves para obtener todo lo que deseamos y ser felices en nuestra propia piel. ¡Aplícalas! Pon a tu cuerpo en […]
El cuerpo lo es todo y existen claves para obtener todo lo que deseamos y ser felices en nuestra propia piel. ¡Aplícalas!
- Pon a tu cuerpo en el primer plano de tu prioridades
No tenemos nada más íntimo que el propio cuerpo, sin embargo nada nos es más lejano. Parece que sentirlo a veces es tan sólo un accidente que nos sucede cuando la cabeza nos estalla, la emoción de un recuerdo nos lleva a las lágrimas o la intensidad de un beso nos roba el aliento. Pero después de esos asaltos sensoriales, en cuestión de segundos, el cuerpo regresa a un segundo, tercer o último plano de nuestra vida.
2. Deja de ver a tu cuerpo como un ser ajeno
Hemos llegado a tal grado de desconexión con el cuerpo, que lo percibimos y vivimos por separado. Rosa Corzo, psicoanalista certificada por la Asociación Psicoanalítica Internacional, exclama: «¡Un momento, hablamos del cuerpo como si fuera algo aparte, como si habláramos de un señor que está fuera de nosotros y eso no es así! ¡El cuerpo somos nosotros mismos!». Hemos llegado a tal grado de desconexión con el cuerpo, que lo percibimos y vivimos por separado.
3. Conócelo
¡Si creemos que con mirarlo desnudo mientras nos bañamos o verlo en el espejo todos los días lo conocemos, puedo asegurar que estamos muy equivocados! Mirta Blostein, coreógrafa y académica afirma que, en general, el cuerpo siempre nos es un territorio desconocido, libre por explorar.
4. Tenlo presente no sólo en la enfermedad
Si no fuera por la enfermedad, jamás sabríamos de él. Absortos en este mundo lleno de esquemas dejamos de decir lo que no es correcto, callamos lo que no nos conviene, en cambio «el cuerpo no miente», nos dice tajante la autora del libro Apodérate de tu cuerpo y también bloguera del portal estadounidense The Hufftington Post, Lea Kaufman.
Cuando notas cansancio o estás enferma comienzas a cargarlo, se vuelve molesto, «¡cuando en realidad es una maravilla!», exclama Mirta. Yo me pregunto, ¿cuándo es hora de ocuparse de él?, ¿no valdría la pena hacerlo antes de la enfermedad, cuando podemos apreciar no sólo su belleza, sino también su perfección? Pero para reconocer esas virtudes necesitamos ver qué hay detrás de este nudo en el que nos encontramos.
5. Deja de mirarlo como una máquina que produce
El cuerpo, lo más primitivo que tenemos (y somos), se fue formando como una construcción social, y dentro de ella hoy el cuerpo es apreciado sólo por cuánto puede producir o cuán bello puede ser. En nuestra sociedad, es más fácil llegar a saber cómo funciona nuestro auto, cuidarlo y poseerlo, que nuestro cuerpo mismo. Los códigos sociales guardan estrictas funciones de control sobre nuestro cuerpo, lo que nos lleva a mirarlo con una visión empobrecida, como observa Mirta Blostein «está tomado como instrumento, como máquina, es el gran hacedor, mientras produce cosas todo está bien».
6. Deja fluir tu espontaneidad
«Vivimos en una sociedad en la que específicamente todo el tiempo se nos dice lo que tenemos que hacer, comer, cómo nos tenemos que ver, mover y eso hace que las personas vivan desconectadas sin escuchar su cuerpo»: Kaufman.
7. Deja atrás la Cultura del Confort
Hay algo que específicamente no aleja de nuestro cuerpo, Lea Kaufman le llama la cultura del confort: la comodidad reemplazando tu esfuerzo, que es en gran medida la responsable de que no estés tan feliz en ti mismo. Hoy estamos ya cosidos a las sillas o sofás, desde ahí vemos pasar la vida, y cuando es necesario desplazarnos, no caminamos. Parece que ya nadie recuerda que estamos hechos para la acción, y cuando pensamos en movimiento nos viene a la mente un puño de atletas musculosos. No, el movimiento forma parte de nuestra naturaleza aun sin ser bailarines ni deportistas.
8. Camina
Ignoramos que no sólo el cuerpo se beneficia con el movimiento, también la mente y las emociones. Es habitual escuchar que caminar te vacía la mente, sin embargo, el filósofo Frédéric Gros asegura que, al contrario, andar te llena el espíritu de paisajes sensoriales que desplazan los problemas y las ideas que saturan nuestra cabeza, «el hombre (o mujer) que camina todo el día, cuando anochece se siente seguro de sí mismo». Una actividad tan simple como caminar hace que los humanos nos sintamos naturales, vivos.
9. Ponte en movimiento, pero concentra tu atención
Si hay algo vital en nuestra vida es la atención, porque nos ayuda a canalizar nuestra energía. Si estamos atentas a un miedo, un rencor, ahí terminarán nuestras fuerzas. Es común escuchar quejarse de cansancio a la gente. Escucha esto: tu energía se está escapando de ti.
«Cuando no estamos atentos, la vida nos pasa y pareciera que todo nos sucede: uno vive en una montaña rusa emocional donde no tienes el control de nada, en cambio, si manejas tu atención también puedes influir en tus emociones y en tu cuerpo», afirma Lea.
Intenta yoga, kung fu o tai chi. Verás que tu conciencia y tu autocontrol crece.
10. Construye tu autoestima
Las mujeres construimos nuestro universo de seguridad y confianza a partir de la belleza. Antes, dice Lea, era quizá la virtud con la que podíamos interactuar en la sociedad porque no teníamos acceso a estudios o a otras oportunidades de crecimiento laboral o profesional. Sin embargo hoy, dice, estamos viviendo un nuevo momento, «una nueva revolución, muy diferente a las anteriores, una mucho más pacífica donde la mujer finalmente está contactando con su verdadero empoderamiento que no es el del hombre, de una forma mucho más femenina, hoy por hoy tenemos la posibilidad de vivir la vida según nuestros propios términos», afirma.
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