¿Dicen que ya «se te fue el tren»? Realmente no tengo que decírtelo porque ya los sabes: no hay un momento específico en que DEBES de casarte. […]
¿Dicen que ya «se te fue el tren»? Realmente no tengo que decírtelo porque ya los sabes: no hay un momento específico en que DEBES de casarte. Y cuando eres la amiga soltera mientras todos los demás empiezan a casarse, la verdad es que es cuando aprendes un montón de cosas:
- Tus prioridades cambian
Mientras pasa el tiempo y vas madurando, te das cuenta cómo tus gustos y tus prioridades se van amoldando más a quien eres en realidad. Ahora buscas en tu pareja a alguien que pueda ver tu alma y no al hombre más guapo y encantador que haya pisado la tierra.
2. La importancia de desenvolverte profesionalmente
No hay por qué correr, ya que encuentras lo que quieres, descubres que alcanzar tus objetivos algunas veces necesita de todo tu esfuerzo, coraje y paciencia. Y es algo que cuando haces sola, puedes disfrutar mucho más.
3. Salir con varios hombres es horrible pero te enseña mucho
Es desgastante intentar varias veces encontrar al amor de tu vida, pero al mismo tiempo es una de las formas en las que más puedes aprender de ti misma y de lo que quieres. Todas tuvimos ese fracaso amoroso que llegó a enseñarte muchísimo.
4. Ninguna relación es perfecta
No existe eso de «ya se te fue el tren o si no es ahora nunca». Ninguna relación es perfecta y no por eso significa que no deberían estar juntos o que nunca encontrarás al indicado.
5. Los hijos no son la solución a todo
Y si las cosas de por sí ya están mal, es imposible que mejoren por compartir un hijo.
6. Tus verdaderos amigos siguen a tu lado
Casarse no significa dejar de ver a tus amigos. Al menos no a los verdaderos y no hay un cambio significativo después de firmar los papeles importantes.
7. Eres fuerte e independiente
Si alguna vez creíste que no lo ibas a lograr, en este tiempo te das cuenta de todo lo que puedes hacer por ti misma y recuerdas cuál es tu valor.
También te puede interesar: