Puede que el jure que apoya a las mujeres, pero hay actitudes que lo van a delatar. En la revista Fernanda, este mes de abril, nos planteamos […]
Puede que el jure que apoya a las mujeres, pero hay actitudes que lo van a delatar.
En la revista Fernanda, este mes de abril, nos planteamos la tarea de buscar ¿qué onda con el amor? ¿por qué hay tantos divorcios? ¿es cierto que el amor está pasando de moda? ¿que los hombres no se quieren casar? ¿qué tiene que ver el machismo en todo esto? ¿qué es el posmachismo?
Preguntamos al demógrafo Carlos Welti Chanes (experto en cifras sobre mexicanos); a la periodista Maria Antonieta Barragán (especializada en periodismo de la intimidad); a la socióloga Olivia Tena; y a la periodista Lydia Cacho y encontramos respuesta a éstas y más preguntas.
Posmachismo
La nueva forma de protesta de hombres conservadores frente a los cambios en los roles femeninos actuales (mujeres con mayor nivel educativo, adquisitivo y de toma de decisiones) es el llamado posmachismo. Si revisas bien, puede que el machismo no sea sólo una ilusión de las películas del Cine de Oro, puede que sea una realidad que vivimos en las calles y a puertas cerradas.
Espera que te portes como su mamá o su abuela. (Sumisa y pasiva).
2. Se pronuncian ajenos al machismo.
Es una de las características más contundentes del posmachismo, decir que ellos abogan por la igualdad de la mujer, es más, aseguran que abogan por causas de igualdad, pero nunca los verás moviendo un dedo para firmar con hechos sus palabras. Dice la escritora Juana Inés Dehesa: «en México, las mujeres inteligentes somos un problema». ¿Para quién? Para los hombres conservadores —que son mayoría— porque ellos se quedaron con las mismas ideas y costumbres de hace cincuenta años. Su masculinidad, por supuesto, también está trastocada y en focos rojos.
3. Critican la nueva libertad de las mujeres.
Si trabajas: malo. Si estudias: malo. Si te arreglas: malo. Si quieres tener hijos malo. Si quieres ascender a costa de verlo menos tiempo. Malo.
4. Nos responsabilizan de los problemas sociales.
El principal argumento de los posmachos es que la descomposición social se debe al descuido de las mujeres de los hogares: delicuencia juvenil, altas tasas de divorcios, corta duración de los matrimonios, etcétera. Sin embargo, sólo lo dicen para conservar la tradición que los privilegia de ser los reyes de casa, y sobre todo, los exenta de hacerse responsables de la familia y la relación personal con su pareja, algo que a todas luces es también su deber.
5. Ignoran cómo deben comportarse con las mujeres.
La verdad es que hoy ni hombres ni mujeres saben bien a bien cómo comportarse, existe un vacío de roles aseguran expertos como la socióloga Elisabet Badinter, causados en gran medida por los postulados feministas. Sin embargo, hoy los hombres, como no saben cómo actuar frente a nosotras, pretenden emular el pasado. «Una gran cantidad de hombres lo que quieren es que las mujeres regresemos a ser lo que éramos antes, y eso es imposible», asegura Lydia Cacho.
Welti Chanes observa que «no es que los hombres se hayan quedado rezagados, quienes avanzaron hacia relaciones de equidad fueron las mujeres». Y no es un tema de villanos o de verdugos, los hombres están perplejos y temen a estas nuevas mujeres. No saben cómo tratarnos, no tienen ninguna referencia para hacerlo.
«Las mujeres quieren ejercer su libertad, se quieren enamorar, quieren pareja estable, quieren vivir solas, quieren viajar, quieren ser madres, no quieren ser madres… Imagínate, ¡el hombre está aterrado! Algunos teóricos afirman que la gran transformación masculina no fue con la mujer sino con la paternidad, ya hay muchísimos más padres responsables, pero a la hora de la conexión con la mujer hay un gran desencuentro. Hoy todavía en la pareja, en la cama, las luchas de poder son muy fuertes», asegura Barragán.
6. Responden con actitudes violentas
La verdadera fotografía del machismo en México es el control de la sexualidad femenina y la violencia contra las mujeres, asegura el demógrafo Carlos Welti Chanes. Y la violencia no es precisamente física, puede ser económica, psicológica.
No te pierdas el reportaje completo en la revista Fernanda del mes de abril 2016.
