Tomar la decisión de quién será nuestro compañero de viaje o de vida implica una serie de interrogantes que en muchas ocasiones están nubladas por el enamoramiento que […]
Tomar la decisión de quién será nuestro compañero de viaje o de vida implica una serie de interrogantes que en muchas ocasiones están nubladas por el enamoramiento que sentimos hacia la otra persona.
Por suerte, y para escoger de manera sabia, podemos hacer uso de la teoría de “las cuatro C”, un test de compatibilidad que permite verificar si existe una verdadera afinidad con quien deseamos comprometernos indefinidamente. Lo que se busca básicamente es reconocer las afinidades físicas, emocionales, intelectuales y espirituales que se tienen con nuestra pareja. ¡Comencemos!
Cama. La primera C tiene que ver con la compatibilidad física. Es la conexión más instintiva y animal de todas. Sin embargo, también tiene que ver con la química pues, las reacciones que se desencadenan en el cerebro cuando estamos en contacto con la persona que amamos son innegables.
Pero, si de entrada no se ha dado este tipo de magia ni de hechizo, es mucho más difícil que disfrutemos plenamente el terreno sexual. Y es que hacer el amor significa enriquecer la relación, nutrirla; tristemente, si en una relación no hay química, el romance tendrá fecha de caducidad.
Corazón. La segunda C se relaciona con la compatibilidad emocional. O sea, con el cariño y afecto que una pareja se demuestre. Si existe este tipo de afinidad, es fácil disfrutar con el simple roce de la piel del otro, con gestos mínimos que nos indiquen que esa persona nos hace vibrar. Resulta placentero saber que él, el compañero emocional es el responsable de que aumente la sensibilidad de las caricias, de que sintamos una conexión especial; como si pudiera adivinar lo que deseamos.
Cabeza. La tercera C trata de la compatibilidad intelectual, la complicidad y la amistad. Incluye los intereses en común, los hobbies e inquietudes que nos despierta la vida. Sin duda alguna, nuestra pareja es nuestro mejor amigo. En él depositamos la confianza que nos permite contarle los problemas del día a día, nos hace querer compartir también nuestros logros, metas y preocupaciones. Además, con nuestra pareja no hay lugar para silencios incómodos, aburrimiento o fastidio porque podemos hablar de cualquier tema, las palabras fluyen sin mayor esfuerzo y la pasamos tan bien estando juntos que no necesitamos de otras personas para divertirnos.
Consciencia. La cuarta y última C se refiere a la compatibilidad espiritual. Es decir, que compartamos una serie de valores que ayuden a construir con esa persona un estilo de vida similar, porque básicamente es esto lo que facilita la toma de decisiones y favorece la convivencia en pareja. Nuestro compañero sentimental también cree en nuestros sueños, nos apoya en nuestras aspiraciones y mira en la misma dirección que nosotros.
La vida es un camino de aprendizaje. Por ello es esencial elegir la compañía adecuada, no tanto para llegar a un destino en concreto, sino para aprender y disfrutar al máximo del camino.
Con información de: EL PAÍS
También te puede interesar:
http://www.mujerde10.com/2015/09/amor/pareja/estar-bien-sola-o-acompanada/