El vinagre permite, sobre todo, preparar conservas de verduras y frutas. Cuando se emplea solo, sin ningún otro coadyuvante, tiene como única misión conservar. Cuando se combina […]
El vinagre permite, sobre todo, preparar conservas de verduras y frutas. Cuando se emplea solo, sin ningún otro coadyuvante, tiene como única misión conservar. Cuando se combina con sal y especias, y si es preciso con azúcar o miel, conserva el aliento alterando su sabor inicial. Aquí tienes tres ejemplos.
Tarro de setas:
Tras la recolección excepcional, tal vez desees poner algunas setas en conserva. Quítales las briznas de hierba, límpialas por encima y blanquéalas unos minutos en agua con vinagre y sal. De este modo estarán precocidas y en parte limpias de impurezas. Enjuágalas varias veces con agua clara hasta que estén limpias, y llena la mitad de un tarro apretándolas bien. A continuación, vierte vinagre puro, sin diluir, hasta el borde, para evitar que se formen burbujas de aire. Cierra. Esta conserva puede durar varios años, y sólo tendrás que enjuagar las setas antes de cocinarlas.
Tarro de pepinillos:
Limpia los pepinillos con agua fría y frótalos con un paño grueso para secarlos y eliminar las partes rugosas sin estropear la piel. Ponlos a macerar todo un día en sal gruesa. Escúrrelos, remójalos unos minutos en agua con vinagre y vuelve a escurrirlos. Llena los tarros hasta dos tercios de su altura y añade plantas aromáticas, especias y los condimentos de tu elección (semillas de mostaza, cebollitas, semillas de cilantro…). Termina con vinagre puro, siempre hasta el borde, y cierra. 
Tarro de cerezas:
Llena tres cuartas partes de un tarro con cerezas maduras sin el pedúnculo y bien limpias. Caliente un vinagre suave con azúcar (o miel), un poco de canela y clavos de especia, y llévalo a ebullición. Cuélalo y viértelo sobre las cerezas, también a ras del borde. El vinagre no debe diluirse ni siquiera con fruta, ya que no conservaría tan bien. Si no te gusta el sabor ácido , la próxima vez añade más azúcar por 1 litro de vinagre, pero cada cual tiene su gusto.
Esterilizar bien los tarros:
Las conservas caseras se preparan en recipientes de cristal, preferiblemente dotados de un sistema que permita un cierre hermético. Si no dispones de un esterilizador, llévalos a ebullición en una olla grande durante 40 minutos, déjalos secar sobre un paño muy limpio y luego manipúlalos sin tocas el interior del tarro.
¡Úsalas para tus comidas favoritas!
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