Compartir
Suscríbete al NEWSLETTER

Cómo usar el potro del amor: de dónde surgió y cómo puedes sacarle provecho

Por: Roxana Soler 16 de Mayo
Cómo usar el potro del amor: de dónde surgió y cómo puedes sacarle provecho
Comparte éste artículo

El potro del amor puede potenciar tu vida sexual.

El potro del amor, también conocido como potro del placer, es un mueble erótico diseñado para mejorar la comodidad y la versatilidad durante las relaciones sexuales. Su uso está ganando popularidad en las parejas que buscan explorar nuevas formas de intimidad y placer. Aquí exploraremos su origen y ofreceremos algunos consejos prácticos sobre cómo usar el potro del amor al máximo.

Origen del potro del amor

El potro del amor tiene sus raíces en la antigüedad, aunque su uso moderno y diseño específico se han desarrollado en las últimas décadas. Se cree que los muebles sexuales tienen antecedentes en las culturas orientales, donde se crearon artefactos para mejorar las experiencias íntimas. Sin embargo, el concepto del potro del amor, tal como lo conocemos hoy, surge de la evolución del mobiliario erótico en Occidente, particularmente en Europa y América del Norte.

En los años 70 y 80, con la revolución sexual y una mayor apertura hacia la exploración de la sexualidad, los diseñadores de muebles comenzaron a experimentar con formas que facilitaran el acceso y la comodidad durante el acto sexual. Así, el potro del amor se convirtió en una pieza clave para quienes buscan innovar en sus relaciones íntimas.

Cómo usar el potro del amor

El potro del amor se caracteriza por su diseño ergonómico, que permite una variedad de posturas sexuales sin causar incomodidad o esfuerzo excesivo. Aquí te dejamos algunos consejos sobre cómo utilizarlo:

  • Explora las posiciones: El potro del amor está diseñado para soportar múltiples posiciones. Puedes probar la clásica posición del misionero con mayor inclinación, lo que permite una penetración más profunda y cómoda. También es ideal para la posición de perrito, ya que proporciona soporte tanto para las rodillas como para los codos.
  • Incorpora juguetes: Este mueble es perfecto para incorporar juguetes sexuales. La estabilidad que ofrece el potro facilita el uso de vibradores o consoladores, añadiendo una capa extra de placer a la experiencia.
  • Comunicación con tu pareja: La clave para sacar el máximo provecho del potro del amor es la comunicación. Habla con tu pareja sobre qué posiciones y técnicas les gustaría probar. La experimentación mutua puede fortalecer la conexión y la confianza entre ambos.
  • Comodidad y seguridad: Asegúrate de que el potro esté bien ensamblado y colocado en un área segura para evitar accidentes. Utiliza almohadas o cojines adicionales si es necesario para maximizar la comodidad.

Beneficios de usarlo

El uso del potro del amor no solo añade variedad a la vida sexual, sino que también tiene otros beneficios significativos:

  • Mejora la intimidad: Al permitir nuevas posturas y técnicas, el potro del amor fomenta la exploración mutua y la cercanía emocional entre las parejas.
  • Reduce el estrés físico: Su diseño ergonómico minimiza la tensión en las articulaciones y músculos, permitiendo disfrutar de las relaciones sexuales sin incomodidad.
  • Aumenta el placer: La posibilidad de lograr mejores ángulos y profundidades de penetración puede intensificar el placer tanto para la persona que penetra como para la que es penetrada.

El potro del amor es una excelente herramienta para cualquier pareja que desee añadir un toque de novedad y comodidad a sus encuentros íntimos. Su diseño versátil y ergonómico lo convierte en una inversión que puede transformar la vida sexual, fomentando una mayor intimidad y placer compartido. Si decides probar este mueble, recuerda siempre comunicarte abiertamente con tu pareja y disfrutar del proceso de exploración juntos. 

Te recomendamos
Roxana Soler
Roxana Soler Redactora
Comparte éste artículo
Este video te puede interesar

¿Qué tema te interesa?

Suscríbete al Newsletter
¡SUSCRÍBETE!
Descargable Mujer de 10
Descarga GRATIS nuestro especial del mes Angie Taddei: La tentación hecha talento