¿Sabes cómo cuidar tu piel en temporada de lluvias? Aquí te dejamos algunos tips.
La exposición constante al agua de lluvia, lejos de ser inofensiva, puede tener efectos negativos en la salud de la piel.
Aunque muchas veces se percibe como limpia y natural, en entornos urbanos el agua pluvial suele arrastrar contaminantes que provocan diversas reacciones. Esta situación se agrava en personas con piel sensible o afecciones dermatológicas previas.
Rutina de cardio de 20 minutos al aire libre para disfrutar el sol con responsabilidad
¿Cómo afecta el agua de lluvia a la piel?
En junio, el clima en muchas regiones de México se vuelve cambiante y caprichoso: las mañanas suelen ser calurosas y soleadas, pero conforme avanza el día, llegan la humedad, el viento y las lluvias intensas.
Este vaivén climático, del calor al frío, y del sol al aguacero, afecta directamente a la piel, provocando resequedad, irritación o grietas, especialmente en zonas expuestas como el rostro y las manos.
Además, aunque la lluvia se haga presente por las tardes, los rayos solares siguen siendo intensos por la mañana, por lo que no hay que olvidar la protección: usar cremas con filtro UV y UVA sigue siendo esencial incluso en días nublados.

La piel también necesita un paraguas invisible durante la temporada de lluvias porque en esta temporada se transforma la calidad del aire y, con ello, la forma en que nuestra piel reacciona.
El aumento de humedad puede hacer que la piel sensible se sienta pegajosa, pesada o incluso mojada, lo que genera incomodidad y, en muchos casos, brotes inesperados, pero hay más detrás de cada gota: el agua de lluvia arrastra consigo partículas contaminantes del aire como gases, polvo, polen y otros alérgenos.
Al entrar en contacto con la piel, estos residuos invisibles pueden causar reacciones inflamatorias que se traducen en enrojecimiento, picazón y sensación de ardor. En temporada de lluvias, no solo es el paraguas lo que protege, tu piel también necesita defensa contra lo que no se ve.
¿Cómo cuidar la piel en temporada de lluvias?
Estas son algunas recomendaciones que puedes tomar en cuenta durante la temporada de lluvias para el cuidado de la piel:
Protege tu piel como protegerías un lienzo
Aunque parezca refrescante, la lluvia no siempre es un baño natural. Al tocar el suelo, techos y aire contaminado, el agua arrastra impurezas invisibles que se quedan en tu piel como una capa no deseada. Por eso, cada vez que regreses de mojarte bajo una tormenta, trata tu piel como lo harías con una prenda delicada: límpiala con agua tibia, sin tallar, y usa jabones suaves que no alteren su equilibrio natural.
Cómo hidratar la piel cuidarte en la playa
Crea un escudo invisible con hidratación inteligente
Durante la temporada de lluvias, el clima húmedo puede engañar: no significa que tu piel esté hidratada. De hecho, la humedad ambiental puede alterar su barrera natural, dejándola expuesta. La solución está en aplicar una buena crema humectante después de secarte, como si colocaras una película protectora entre tú y el ambiente. Las mejores aliadas en este ritual: manteca de karité, ácido hialurónico y aceites naturales.
No subestimes al sol escondido
Que no veas el sol no significa que no esté actuando sobre tu piel. En días nublados, los rayos UV siguen atravesando la atmósfera y pueden reaccionar con residuos que dejó la lluvia, potenciando el daño. Antes de salir, incluso con paraguas en mano, aplica protector solar. Es un acto pequeño con efecto gigante: previene manchas, envejecimiento prematuro y mantiene tu piel fuerte ante la agresión ambiental.

Seca tu piel con respeto, no con violencia
Al llegar a casa, es tentador frotarse con una toalla como si se tratara de borrar la lluvia del cuerpo. Pero la piel mojada es más vulnerable, y el roce agresivo puede causar microlesiones o irritación. Usa una toalla suave, sécate con toques y aprovecha ese momento para observar tu piel: la temporada húmeda puede hacer más visibles brotes o zonas sensibles.
Elige la ropa como si fuera parte de tu rutina de skincare
Ropa mojada y piel no son una buena combinación. La fricción prolongada con telas húmedas favorece hongos, granitos y rozaduras. Opta por ropa impermeable, ligera, que se seque rápido y, si es posible, transpirable. Vestirse también es una forma de cuidar la piel: lo que está en contacto con ella por horas afecta su salud tanto como una crema.
Enfermedades respiratorias por la lluvia
Las primeras lluvias del año son vistas comúnmente como una bendición: limpian calles, refrescan el ambiente y anuncian el fin de la sequía. Pero detrás de esa aparente pureza, la atmósfera descarga mucho más que gotas de agua.
Rocío García Martínez, investigadora del Grupo Aerosoles Atmosféricos del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pone el foco en esa dualidad: “Las primeras lluvias de la temporada son importantes porque limpian la atmósfera, pero si tenemos dos días de precipitaciones, y tres o cuatro no, el aire estará de nuevo contaminado con humo y metales pesados”.
Más allá de lo visible, la lluvia también es vehículo de elementos invisibles que pueden afectar la salud. García Martínez señaló que muchas enfermedades se presentan justo después de los aguaceros, y no solo por el enfriamiento del cuerpo.
«Tras un aguacero, comúnmente la gente enferma, pero no sólo por la empapada, sino también porque en ese líquido hay bacterias y elementos químicos dañinos para la salud, que ingresan a nuestro organismo de manera dérmica o por ingesta», dijo.

En efecto, la lluvia urbana no es inocua; trae consigo residuos del aire contaminado, productos de la actividad humana y microorganismos que se reproducen con la humedad.
¿Qué agua es buena para destintoxicar el cuerpo?: 5 combinaciones que necesitas tomar
La investigadora también advierte sobre los compuestos que caen con cada tormenta: “Las enfermedades más comunes son las de tipo respiratorio, causadas por los cambios de clima y la proliferación de microorganismos”.
Además, la lluvia contiene óxidos que, al mezclarse con el agua, se transforman en ácidos dañinos: “Las precipitaciones pluviales contienen óxidos de nitrógeno y óxidos de azufre, que al reaccionar con el agua forman ácido nítrico y ácido sulfúrico, que dan origen a la llamada lluvia ácida».
Y en ese caldo químico, se hallan también metales pesados como “aluminio, cadmio, cromo, vanadio, plomo, zinc, manganeso, hierro, mercurio, así como arsénico, rodio, paladio, rubidio y níquel, algunos de éstos muy evidentes por provenir de las gasolinas y de los convertidores catalíticos”.
Y si la tormenta viene con truenos, el fenómeno tampoco es inocente, pues «estos irradian amoniaco que, aunado a la radiación y a las condiciones atmosféricas, se convierte en amonio”.