Alguna vez pensaste que esa dona con doble chocolate te hablaba para que te la comieras. Nosotras también, pero no estamos locas, ¡es una realidad! Hay ciertos […]
Alguna vez pensaste que esa dona con doble chocolate te hablaba para que te la comieras. Nosotras también, pero no estamos locas, ¡es una realidad! Hay ciertos alimentos que, por más fuerza de voluntad que tengas, no podrás dejar de pensar en ellos y, peor, ¡devorarlos!
Según Neal Barnard, Presidente del Comité de Doctores para una Medicina Responsable, hay ciertos compuestos químicos, que al ser ingeridos estimulan en el cerebro una secreción de hormonas parecidas a los opiáceos, como la dopamina, que nos hacen sentir bien y, por consiguiente, nos orillan a comer más de aquello que nos brinda tanta relajación.
¿Quieres saber quiénes son los culpables de tus antojos más temibles?
LOS CARBOHIDRATOS
Existe un término llamado “adicción a los carbohidratos” y todas la padecemos en menor o mayor medida. Esta adicción se dispara por la necesidad emocional de “algo”, a su vez, el cuerpo lo toma como una falta de glucosa (azúcar en la sangre) y por ende recurrimos a los carbohidratos como azúcares, chocolates, galletas, postres, hot cakes, miel, pastelitos, dulces o caramelos.
Ese exceso de dulce provoca el aumento de la serotonina (sustancia producida por el cerebro que tiene un papel importante en la regulación del estado de ánimo y apetito), por lo cual nos sentimos felices y nos calma momentáneamente de la angustia o conflicto por el que estamos pasando.
EL AZÚCAR
No toda el azúcar es igual; mientras más refinada o procesada esté, más alto es su índice glicémico y por consiguiente, se vuelve más adictiva. Ejemplos: caramelos, el jugo de fruta, las gomitas de sabores, los jarabes…
Cuando los niveles de azúcar en la sangre están bajos, la serotonina también desciende, lo que causa te sientas deprimida, cansada y, como se dice popularmente, “bajoneada”. La respuesta del cuerpo es un antojo inmediato por comer alimentos con azúcar.
HARINAS REFINADAS
Las harinas generan una mayor concentración de dopamina, que causa placer y tranquilidad. Mientras más procesadas estén, mayor será la sensación de bienestar en el cerebro. Nos referimos a la pasta, el arroz blanco, las galletas saladas, el pan dulce, las botanas saladas, los churros, etc.
Por otro lado, la combinación de harina blanca con dulce es lo peor. Una galleta con mermelada va a desencadenar una subida de azúcar tan fuerte, que para compensar la producción de serotonina tendrás que seguir comiendo estos alimentos inmediatamente para seguir con energía o te dará un bajón insoportable.
LAS GRASAS
Estudios realizados en laboratorio muestran que el consumo excesivo y repetido de grasas puede sensibilizar los receptores cerebrales a la dopamina (sustancia que se produce en el cerebro cuando experimentamos placer) de modo similar a lo que ocurre al usar drogas, es decir, se libera dopamina en las mismas regiones cerebrales.
LOS TERMOGÉNICOS
Son sustancias que elevan la temperatura, aceleran las contracciones musculares e incrementan la presión sanguínea. Esto dota al cuerpo con energía momentánea. Las personas que hacen deporte son quienes más recurren a este tipo de productos y/o alimentos, así como las personas que se sienten todo el día agotadas. Recurren al café o al té; la cafeína es un tipo de droga de la familia de los alcaloides como la teofilina o la teobromina. Tales sustancias se encuentran en la nuez de cola, granos de café, té, habas de cacao, hierba mate, guaraná o chocolate.
¿Se te antojaron, verdad? Espera la publicación para aprender a evitar estos alimentos adictivos.