Hay secretos que las mujeres sabemos guardar bastante bien, pero que en realidad no son secretos por qué prácticamente todas hacemos estas cosas, sólo nadie las dice. […]
Hay secretos que las mujeres sabemos guardar bastante bien, pero que en realidad no son secretos por qué prácticamente todas hacemos estas cosas, sólo nadie las dice. A continuación te dejamos una lista de cosas que probablemente has hecho al igual que nosotras y rara vez haz confesado… ¿con cuántas te identificas?
1. Nos dejamos de depilar en invierno y cuando no tenemos novio.
Si no vamos a usar manga corta ¿para qué rasurarnos las axilas? y ¿para qué me voy a depilar las piernas si nadie me va a quitar los jeans?
2. A veces sólo nos rasuramos la parte del cuerpo que estará descubierta.
Cuando usamos jeans rotos, sólo nos rasuramos las rodillas, y cuando usamos pescadores, sólo los tobillos ¡típico!
3. Usamos nuestro bra varias, vaaaaarias veces seguidas.
No, casi nunca los lavamos. Si notamos que no huelen tan mal pueden sobrevivir una semana seguida, sobre todo si es el bra más cómodo que tienes.
4. Nos quitamos el quesito de los pies.
¿No te encanta quitarte esa pelusita que queda entre tus dedos cuando te quitas los calcetines?
5. Nos olemos el ombligo.
Por qué ese olor ácido y asqueroso resulta sumamente satisfactorio.
6. Y también analizamos el olor de nuestros gases.
Y algunas hasta lo disfrutamos (guilty)….
7. Nos rasuramos los dedos de los pies.
Sí, habemos unas niñas muy peludas que tenemos que someter nuestros dedos a las navajas del rastrillo.
8. Disfrutamos sacarnos cabellos largos del trasero.
¿No te encanta esa sensación de jalar un cabello cuando queda atorado entre tus pompis mientras estás en la regadera?
9. Nos encanta exprimir nuestros granos.
Y qué me dices de ver ese asqueroso grano o punto negro salir como gusano de la tierra… ¡delicioso!
10. Y desenterrar vellitos enterrados.
Al menos yo, no hay nada que disfrute más que pasar horas desenterrando mis vellitos de las piernas con unas pinzas.
11. Rascar nuestros vellos púbicos.
Y obvio no de forma sexy, sino que de repente te encuentras en el sillón frente a la tele con la mano entre las piernas acariciando esos vellos por largos minutos.
¿Qué más has hecho?
Lee: