Vivir en plenitud es un concepto que las personas suelen buscar para su propio desarrollo y bienestar desde que nacen hasta el momento de morir. Sin embargo, […]
Vivir en plenitud es un concepto que las personas suelen buscar para su propio desarrollo y bienestar desde que nacen hasta el momento de morir. Sin embargo, a medida que ha avanzado la humanidad, se han postulado diferentes formas de llegar a dicho término. Es decir, se han postulado diferentes ideas y teorías de cómo llegar a tener una vida plena y completa.
Usualmente utilizamos este término para hablar de una vida que tiene todas sus necesidades satisfechas, además de que solemos ligar la vida plena con quien tiene mucho dinero. A pesar de ello, es común encontrar el cliché de que el hombre rico, no es feliz. Esto en parte es cierto; el dinero suele ser una herramienta necesaria y útil para lograr una vida plena o satisfactoria, pero es sólo una herramienta.
Se ha creído que la vida plena es aquella que tiene excesivos niveles de placer. El dormir, el comer, el sexo, entre otras, son situaciones placenterasque generan dicho sentimiento cuando se experimentan. De esta manera, otra definición es que la vida placentera es deseada y tomada como la vida plena; sin embargo, esto no es una vida en plenitud ya que el placer es efímero, no es estable ni eterno (al igual que el dinero); a la ausencia de placer, viene el displacer y la ruptura del equilibro y la vida deja de ser plena.
Se debe aclarar que el placer es parte de la vida en plenitud y en el mundo actual, el placer se obtiene principalmente por el dinero, así como la tranquilidad de sentirse seguro; pero le falta un factor importante, la otra mitad de la ecuación, el disfrute. El disfrutar de las actividades y los momentos de la vida, ayuda al crecimiento personal de forma más eficiente. Esto es porque el placer no requiere de suma atención o energía para lograr sentirlo y no lleva a un crecimiento personal, mientras que el disfrute lleva a la creación de memorias, experiencias y sentimientos de empoderamiento al lograr ciertas metas o realizar ciertas actividades.
Por lo tanto, podemos definir a la vida plena como al vida que se disfruta, vivir en plenitud es vivir disfrutando.
Entre las mejores formas para lograr este disfrute, se encuentra el realizar actividades que sean demandantes pero no demasiado para que no sean frustrantes, que tengan metas a corto, mediano y largo plazo, que permitan el desarrollo de habilidades y creen nuevo conocimiento, que permitan que se pierda el sentido del tiempo y que ejecutarlas produzca placer.
Ejemplos de estas actividades son: cocinar, hacer ejercicio, leer, convivir, discutir temas de actualidad, entre otras. Lo que estas actividades tienen en común es que permiten a la persona desarrollarse, hacerle ver que tiene habilidades, que las puede acrecentar y mejorar, logrando metas y mejorando su autoestima.
De esta forma, dichas actividades producen un momento de disfrute en la vida cotidiana, entre más actividades y más vivencias se disfruten, mayor es la posibilidad de obtener una vida plena.
Firma:
Psic. Antonio Galván Duque Gastélum
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