No, no fue fácil. Y mucho menos rápido; pero hoy es ese día con el que tanto había soñado: hoy finalmente puedo decir que dejé de quererte. […]
No, no fue fácil. Y mucho menos rápido; pero hoy es ese día con el que tanto había soñado: hoy finalmente puedo decir que dejé de quererte.
Eso no quiere decir que he olvidado todo lo que pasamos juntos. No quiere decir que no te quise alguna vez. Ni quiere decir que no pasé muchas noches en vela llorando por lo que fue. Hoy decidí seguir adelante. Sin ti. Hoy descubrí nuevos horizontes, atardeceres bellos, infinitas razones para sonreír; momentos que me han robado el aliento, momentos que me han sacado una lágrima. Sí, fue sin ti…
Hoy dejé de hablar de ti, de verte en todas partes, de recordarte en cualquier situación, de olerte en el café de media tarde, de escucharte en esa lenta canción. Hoy finalmente dejé de respirarte, de fumarte, de pensarte a cada paso que doy. Dejé de preguntarme cómo estarás y si también has pensado en lo que pasó. Esa canción que te dediqué volvió a ser sólo una canción y ese café dejó de ser nuestro lugar.
Vaya que el tiempo es el mejor maestro y ¿sabes? no fue la excepción conmigo. Hoy soy una mujer distinta. Tal vez ni siquiera me reconocerías. Hoy finalmente aprendí a estar conmigo misma, a encontrar la felicidad que creí que sólo tendría contigo. Ahora soy una mujer fuerte, decidida, libre y plena. Ya no caen lágrimas de mis ojos ni me sorprende la tristeza en esas noches de insomnio.
Hoy reconozco que me enseñaste que el amor no es lo que pensaba. No hay finales felices asegurados, no es un cuento de hadas. Aprendí a querer bien, a estar bien. Y estoy lista.
Hoy me siento feliz.
Hoy finalmente dejé de quererte.
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