Cómo vencer el miedo al cambio

El miedo al cambio es normal. Sin embargo, los cambios suceden, queramos o no. En esta ocasión, quiero compartir contigo algunos consejos para vencer el miedo al cambio, pensando desde lo positivo que tiene lo nuevo en nuestra vida.

En términos generales, el cambio implica pasar de un estado a otro diferente. A lo largo de la historia ha sido un concepto estudiado en muchos campos –física, economía, filosofía, sociología, psicología y hasta meteorología por aquello del cambio climático– haciendo énfasis en la reacción que tenemos los seres humanos ante él.

Bodhi Nandu, terapeuta de la escuela de meditación Osho, nos invita a verlo como la estructura natural de la vida. “Cada día, cada sol, cada que un árbol muda una hoja, la creación sigue sucediendo, el cambio sigue ocurriendo. La sabiduría de la naturaleza se adapta a los cambios, sólo el ser humano lucha por la permanencia. En el orden natural, todo cambio es siempre positivo, pues es la vida misma sucediendo. El cambio nunca se detiene, pero la mente de los seres humanos nos ancla al pasado; si la vida nos presenta un problema, buscamos en nuestras memorias y actuamos acorde a ellas. Vivimos en función del ayer una vida que es nueva a cada momento, tal vez por eso cometemos los mismos errores.”

Los seres humanos somos los únicos que nos aferramos a lo fijo, a la seguridad de lo conocido y por eso tenemos miedo al cambio. “La vida es un misterio que se devela viviéndola, uno nunca sabe lo que va a suceder y es hermoso que no lo sepas. Si fuera predecible, no valdría la pena vivirla, si todo fuera como te gustaría que fuese –una certeza sin cambios– no seríamos seres humanos, sino máquinas; si todo permaneciera estático nunca tendrías miedo, pero vivirías como en una tumba. Una vida conveniente y cómoda se vuelve un sutil sepulcro”, concluye Nandu.

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Con estos conceptos más prometedores y optimistas en mente, ahora veamos las formas en que el cambio se puede presentar en nuestra vida.

• En pendiente: Cambio conformado por aquellas pequeñas transformaciones que ocurren día a día y que en la cotidianeidad nos resultan imperceptibles. El crecimiento de los niños, el envejecimiento, el paso del enamoramiento al amor, etcétera, son cambios graduales e ininterrumpidos de los cuales sólo nos percatamos cuando algo (una fotografía, un recuerdo o una larga ausencia) nos confronta con el pasado.
• En escalón: Son modificaciones más evidentes de las cuales tenemos plena conciencia. A veces ocurren de manera programada y podemos preverlas, mientras que en otras ocasiones nos sorprenden y golpean. Ejemplos son una mudanza, un nuevo trabajo, un nacimiento o una muerte. Este cambio sucede en un tiempo relativamente corto y nos es fácil reconocer un antes y un después.

Yo me atrevería a añadir los cambios que generamos y aplicamos a nuestra forma de ser, pensar o sentir; cuando nos damos cuenta de que un hábito, idea, emoción o actitud que tenemos ya no es funcional, pues nos causa problemas (conyugales, parentales o laborales). Por ejemplo, la apatía, la inseguridad, el pensar que sólo mi punto de vista es válido, etcétera.

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¿Cómo vencer el miedo al cambio?                                                                                         

En el terreno de la salud emocional no existen fórmulas generales para obtener resultados, sin embargo, existen algunas estrategias que puedes aplicar, dependiendo del tipo de cambio que enfrentas.

Ante un cambio en escalón:

1. No te presiones para solucionar algo de forma inmediata, la adaptación al cambio requiere tiempo. El error es que a veces se toman decisiones impulsivas bajo un alto nivel de estrés o ansiedad y eso trae consecuencias.
2. Como el cambio implica una pérdida, pasarás por las etapas del duelo: negación, ira, tristeza, aceptación y reacomodo; date espacio para asimilarlas.
3. Analiza la situación. Evalúa tus alternativas y escríbelas para que establezcas un proceso objetivo y concreto de lo que estás viviendo (eso bajará tu nivel de angustia porque ya no serán ideas rondando tu mente, sino aterrizadas).
4. Procura que las alternativas sean metas a corto plazo, ello te dará seguridad ante el proceso de cambio. Si son a largo plazo, pueden generarte duda y frustración.

Ante un cambio que debes generar en ti:

1. Primero felicítate por haber dado el primer paso: reconocer aquello que debes cambiar, por ejemplo, ser posesiva. Aprovecha para generar emociones positivas.
2. Analiza con mucha sinceridad qué inseguridad o carencia emocional hay detrás de ese comportamiento y de los pretextos que has usado a través del tiempo para no cambiar.
3. Puedes ponerte ejercicios sencillos para tratar de modificarlo. En este caso, empieza deshaciéndote poco a poco de cosas inútiles o innecesarias, pues el ser posesivo tiene que ver con una necesidad de control y la dificultad de desprenderse de algo o alguien.
4. Extrapola el ejercicio a tus relaciones, involucra a quien se ha visto afectado por tu actitud (pareja, hijo o amigo). Pide a esa persona que te retroalimente cuando se dé cuenta de que estás teniendo una respuesta posesiva (pero sin emitir juicios de valor).
5. Es muy importante reconocer si estás lista y abierta para escuchar opiniones, sin tomarlas a mal. Este monitoreo aumentará tu capacidad de observación y control sobre tu propia conducta, lo que permitirá que tu cambio sea permanente.
6. Llega a nuevos acuerdos en la relación.

Aplica estos consejos para vencer el miedo al cambio. Recuerda: Los cambios provocan miedo y ansiedad. Pero si el proceso se lleva adelante de una manera sana, lo que queda es una sensación de estar mejor que antes.

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Con información de Verónica Romero, Revista Fernanda.