Si quieres espantarte, checa alguno de estos mitos sobre el sexo que da pavor pensar que son tan conocidos cuando son más falsos que las historias de terror […]
Si quieres espantarte, checa alguno de estos mitos sobre el sexo que da pavor pensar que son tan conocidos cuando son más falsos que las historias de terror de las películas.
Bien dicen que no dan tanto miedo los muertos como los vivos. Y peor si entre ellos se difunden estos mitos sobre el sexo, que de tan sólo pensar que algunos todavía los toman como verdades, se me pone la piel chinita. Ya sabes, de esos clásicos que «si te masturbas, te salen pelos en la mano». Ugh. En verdad espantan.
Los hombres siempre quieren más sexo
No es del todo cierto, a partir de cierta edad, el líbido de un hombre disminuye, no es que desaparezca, pero sí será menos importante tener relaciones o no, pasando a segundo plano mientras que el afecto y la comunicación comienzan a ser más decisivos que el coito en sí.
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Las mujeres prefieren la monogamia
Es hora de dejar las ideas primitivas a la época de las cavernas. Esto es un cliché falso y promovido por la idea de una mujer «casta, pura y sumisa». Un estudio reciente señaló que en este tema, la monogamia lastima más a la mujer que al hombre pero esto es un caso que requiere de más investigación.
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Las mujeres siempre forman vínculos amorosos después del sexo por la oxitocina
La llamada «hormona del amor» si bien, se libera gran cantidad durante los abrazos, el parto, amamantar y el sexo, no hace que automáticamente las mujeres quedemos enamoradas de alguien al momento de tener sexo (y mucho menos, si el chico es un patán). El vínculo amoroso es mucho más complejo que una liberación de hormonas y varía de persona a persona, así como entre géneros.
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Los hombres son más infieles que las mujeres
Lo que pasa es que las mujeres somos más precavidas… ejem… bueno. No. A la fecha no hay un estudio que determine fielmente qué genero tiende a ser más infiel que el otro. Todo está un poco turbio, ya que algunos afirman que las mujeres, otros los hombres.
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Las mujeres no tienen tanto deseo sexual como los hombres
A la fecha, no hay estudio que confirme que las mujeres tenemos un líbido más disminuído que los hombres. Esto durante años ha sido una creencia en la que ha influido la educación cercana a la religión, falocéntrica y en un modelo patriarcal.
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Tener mucho sexo agranda la vagina
Este mito no sólo es falso sino ridículo. ¿Pues qué es una blusa o un calcetín? Tener mucha o poca actividad sexual no influye en el tamaño de la vagina, sin embargo sucesos como un parto o un embarazo sí pueden disminuir la tonicidad de los músculos que rodean la entrada vaginal, para eso existen cirugías de rejuvenecimiento o ejercicios de Kegel.
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Las mujeres no se excitan bajo estímulos visuales
¿Y qué? ¿Tampoco queremos a un chavo guapo y musculoso en la cama? Claro que las mujeres nos excitamos viendo lo que se nos antoja hacer o que nos hagan, es más, un estudio reciente demostró que las mujeres se excitan en una gama más amplia de estímulos visuales eróticos que los hombres.
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La estimulación de los glúteos en los hombres provoca fantasías homosexuales
La homosexualidad no tiene que ver con una práctica o algo que se haga o deje de hacer. Si un hombre disfruta de estar con una mujer, sin importar las zonas que se estimulen, seguirá disfrutando de ello. Es vital tirar estos mitos a la basura, que sólo nos apartan de relajarnos y disfrutar de una vida sexual placentera.
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Las mujeres alcanzan su punto sexual más alto a los 30
Aunque puede sonar lindo cuando tienes 30, esto es falso. A la fecha no hay estudio que compruebe este dato y al contrario de esto, científicos afirman que los picos sexuales varían en la vida de una mujer, dando la posibilidad de incluso tener dos o tres.
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Se puede saber si una mujer ha tenido sexo o no por el tamaño de la cadera
Este es un mito que a la fecha muchas personas creen, pero que es una total mentira. No existe ninguna prueba de que una mujer ha tenido sexo o no, ya que no se originan cambios visibles a razón del coito, por lo que la cadera, el tamaño de los senos o la forma de caminar, no son signos de nada.
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