Como lo más padre en la vida, nada de esto fue planeado. Simplemente sucedió, tan rápido que no pude detenerme, tan ilógico que no pude razonarlo, sólo […]
Como lo más padre en la vida, nada de esto fue planeado. Simplemente sucedió, tan rápido que no pude detenerme, tan ilógico que no pude razonarlo, sólo pude sentirlo.
Así es como me enamoré de él, de esa persona que siempre estuvo a mi lado. Siempre lo quise, estuve segura de eso, solo no sabía cuánto hasta que esa intensidad me tomó por sorpresa.
Siempre lo vi de forma diferente, me encantaba su forma de vestir, su forma tan deshinibida de conquistar a otras niñas frente a mi, su olor y esa nariz que todos odiaban pero que para mi lo hacía diferente y hasta un poco sexy. Decidí que quería tenerlo cerca y él a mi. Era mi confidente, me contaba todos sus secretos y yo los míos, nos llamábamos «mejor amigo» el uno al otro por que eso éramos. El destino nos había unido para complicar nuestras vidas y a la vez hacerlas más divertidas.
Hasta hoy me imagino que seguramente él sabía en secreto lo yo que sentía por él, y yo sabía lo que él sentía por mi.
Solteros, viviendo la vida de la mano y sin compromisos, vivimos experiencias inolvidables. Reíamos y pretendíamos no sentir nada más intenso el uno por el otro, y entonces, alguien más llegó a mi vida. El cariño que le tenía no me detuvo para buscar en alguien más lo que sabía que siempre encontraría en él. Estaba completamente enamorada de mi mejor amigo, pero no podía perderlo, no estaba dispuesta a arriesgar lo que existía entre nosotros y él también lo sabía, así que estar con alguien más para era la solución perfecta.
Entre música, vino, cervezas y celos, entendimos que existía una atracción emocional contra la que no podíamos luchar, y simplemente pasó… fue un beso rápido, sin mucho significado en ese preciso momento, pero hoy en día ese beso enciende mi cuerpo entero con solo recordarlo.
Seguramente te imaginas que después de eso, entendimos que debíamos estar juntos y olvidamos a nuestras parejas para vivir felices por siempre. No fue así…
Nos seguimos viendo por que seguíamos estando en el mismo grupo de amigos, vi varias mujeres pasar y besar la misma boca que yo había besado tiempo atrás. No era justo, pero él también tenía que soportar que yo fuera feliz con alguien más. Me terminé enamorando de otra persona, y él terminó en otros brazos.
Cada vez que estamos solos me gusta pensar que seguimos sintiendo en secreto esas emociones vibrantes, pero después de 5 años, es imposible volver atrás. Tal vez lo hagamos en algún punto y sigo soñando con ese momento, ese momento en el que decidimos arriesgarnos para estar juntos, pero mientras tanto, lo seguiré llamando «mi mejor amigo»…
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