Atribuirle los problemas a la naturaleza de nuestra pareja es sencillo e incluso satisfactorio. Creo que una de las cosas que lo hace tan tentador, es que […]
Atribuirle los problemas a la naturaleza de nuestra pareja es sencillo e incluso satisfactorio. Creo que una de las cosas que lo hace tan tentador, es que a veces estamos en lo cierto, la dificultad es culpa de la otra persona. Y en ocasiones, los hombres pueden comportarse como imbéciles (nosotras también), así que resulta fácil aferrarse a unos cuantos ejemplos de mal comportamiento e imaginar que representan la totalidad de la verdadera naturaleza de tu pareja.
Un hombre que teme que su mujer sospeche de él, ocultará sus actividades, lo que, al final, efectivamente provocará sospechas. Una posición que a los hombres les desagrada profundamente.
Pero ¿Cómo se produce esta dinámica?, volvamos a la pregunta de quién debería cambiar en la pareja. Desde la postura del hombre a veces colocan su trabajo, su familia de nacimiento, sus amigos, por encima de su pareja, no toman en cuenta las verdaderas necesidades. Y aquí es obvio que él debería cambiar.
Pero también nosotras como mujeres buscamos reunir suficientes evidencias para invadir el espacio de ellos, nos quejamos de todo y con el tiempo resulta desagradable para ambos e insostenible una relación a base de reclamos. Es obvio que nosotras también deberíamos cambiar.
La pregunta, es en realidad una pregunta capciosa, un dilema falso, pero existe una tercera opción.
Aceptación del otro lado de la moneda, consiste simplemente en abordar los patrones problemáticos como equipo en lugar de forzar a uno de los integrantes de la pareja a cambiar. Usualmente, modificar los patrones problemáticos es más satisfactorio y productivo que la opción de terminar, pero a la gente se le dificultará cambiar patrones de comportamiento porque casi siempre se enfrasca en la idea de cambiar a su contraparte.
Aceptar la naturaleza de nuestra pareja – es decir, dar por sentado que formará parte de la relación -, puede ser más sencillo si reconocemos que sus actitudes más fastidiosas suelen ser la contraparte de las cualidades que le admiramos. Son las dos caras de una sola moneda. Por eso, la pregunta que todos los involucrados en una relación debemos hacernos, es: ¿Puedes llevar esas monedas con ligereza en tu bolsillo, y aceptar que conllevan la posibilidad de causarte alegría y dolor?
Aceptar los aspectos masculinos puede abrir la puerta a posibilidades que, hasta el momento, parecían inalcanzables. Hacerlo modificará de manera productiva los patrones de tu relación, en lugar de batallar infructuosamente contra la naturaleza masculina de tu pareja: naturaleza que puede ser una aliada sólida y sorprendente.
Con información de: Cómo piensan los hombres, una guía para entender la mente masculina. Shawn T. Smith
También puedes leer:
3 caminos para darle sentido a tu existencia y encontrar pareja
10 actitudes de los hombres que ponen celosas a las mujeres