Si le preguntamos a los hombres de hoy en día, muchos dirán que les fascina que ellas los inviten a salir o por lo menos (si se […]
Si le preguntamos a los hombres de hoy en día, muchos dirán que les fascina que ellas los inviten a salir o por lo menos (si se atreven a confesarlo) asumirán que su ego se ve acariciado cuando eso ocurre. Sin embargo, muchos hombres latinoamericanos aún se sienten intimidados cuando la mujer da el paso inicial para encarar la primera cita, por ejemplo. Como en toda cuestión vincular, en este tema no hay reglas matemáticas. Sí, algunas cuestiones a tener en cuenta cuando ella se decide a tomar la iniciativa en el amor. Te dejamos 6 razones por las que debes hacerlo, anímate y cuéntanos qué opinas de esto.
1. Todos los hombres no son iguales: la generalización nunca es buena y, por fortuna, no todos los hombres– ni las mujeres – son similares. Aunque muchos puedan llegar a sentirse ahuyentados ante un avance femenino, esa no es necesariamente la regla.
2. Quien no arriesga, no gana: es mejor enfrentar un “no” que la eterna duda de “cómo hubiera sido si me hubiera animado”. Aplica para todos los órdenes de la vida.
3. Hay formas y formas: está en cada mujer la decisión de ir – o no – a por lo que desea. La manera en que lo haga seguramente condicione el resultado. Una aproximación sutil puede ser muy efectiva. Siempre se puede ir derecho al grano si del otro lado no hay registro del interés.
4. Hay mujeres que motivan: cada vez son más los hombres que ven con agrado a una mujer asertiva, empoderada, que no vacila en ir al frente. Si a él eso le resulta chocante, es bueno darse cuenta de arranque para tratar de encontrar a alguien más compatible. En general, las mujeres con mucha personalidad gustan de tener a su lado a un hombre igual de atrevido, no a alguien que se intimide porque lo inviten a tomar un café.
5. El efecto “sorpresa” es un plus: si bien entre los millenials es común que las chicas inviten e incluso paguen en la cita, no se acostumbra tanto en mujeres de más de 40, por lo menos en América Latina. Una dama puede capitalizar el desconcierto del caballero y sorprenderlo gratamente con su actitud.
6. Tal vez es muy penoso para pedírtelo: y eso no tiene nada de malo. Toma la iniciativa y si no logras nada, al menos lo intentaste.