¿Quién dijo que los superpoderes vienen solo con capas y trajes ajustados?
Spoiler alert: también vienen en forma de vibradores, succionadores y balas mágicas que caben en la palma de tu mano. Sí, hablamos de juguetes sexuales, esos pequeños grandes aliados del placer que, además de hacerte ver estrellas, también pueden empoderarte de formas que tal vez no imaginabas.
Porque no, no se trata solo de tener orgasmos (aunque, seamos sinceras… eso ya suena como un excelente motivo). Se trata de mucho más: de reconectar contigo, de romper tabúes, de gritarle al mundo —o al menos a tu dormitorio— que tu placer importa, ¡y mucho!
Usar juguetes sexuales no es “necesidad”, es elección
Y ahí está el primer acto de poder: tú decides. Decides cuándo, cómo y con qué.
- ¿Quieres una cita rápida de cinco minutos con tu succionador? ¡Dale!
- ¿Prefieres una noche de spa, velas y exploración lenta con un vibrador de doble acción? ¡Maravilloso!
El control lo tienes tú, y eso es algo que durante siglos se le limitó a la mujer
Durante mucho tiempo, se nos enseñó que el deseo femenino debía ser silencioso, casi invisible. Que el placer de la mujer era secundario, o peor, que solo tenía sentido si había otra persona involucrada.
Ahora contamos con sex shops online como Cake, con más de 3500 juguetes sexuales en donde podemos escoger a nuestro amante de cabecera, que vienen a patear esa puerta de prejuicios y llegar hasta nuestro domicilio con facilidad y discreción para recordarnos que el deseo propio es válido, divertido y, sobre todo, personal. Explorar tu cuerpo te da conocimiento, y el conocimiento es poder.
Tenemos a la mano los juguetes sexuales para complacer cualquier rincón, y lecturas como blogs de sexualidad para enriquecer nuestras técnica. Ya que cuando sabes lo que te gusta, lo que no, lo que te enciende, y etc, puedes comunicarlo, exigirlo y vivirlo sin culpa. ¡Y eso es liberador!
Tener un orgasmo contigo misma no solo es delicioso, también es un acto de amor propio. Es decirte a ti misma: mi placer es prioridad. ¿Y qué pasa cuando una mujer se siente segura con su cuerpo, con sus deseos, con su capacidad de disfrutarse? Pasa magia. Camina diferente, habla diferente, elige diferente. No se conforma. No pide permiso. Y eso, querida, es empoderamiento en su forma más pura y brillante.
Además, usar juguetes sexuales también puede ser una forma de sanar. De reconectar con tu cuerpo después de una mala experiencia, de reconciliarte con tu deseo si ha estado dormido, o simplemente de redescubrir nuevas formas de sentir. Y todo eso lo haces tú, a tu ritmo, sin presiones, sin juicios. Así que sí, el orgasmo puede ser el final feliz… pero el camino hacia él también está lleno de poder. Y de risas. Y de autoconocimiento. Y de esa mirada pícara que se te queda cuando sabes que, en tu mesa de noche, hay un pequeño secreto que te recuerda lo increíble que eres. Porque al final, no se trata solo de juguetes.
Se trata de libertad. De placer sin culpa. De amarte sin peros.