El primer pontífice norteamericano.
En un día histórico para la Iglesia Católica, el Colegio de Cardenales eligió como nuevo pontífice a Robert Francis Prevost, el primer Papa norteamericano. La votación de los 133 cardenales electores del cónclave concluyó con una mayoría clara que confirmó a Prevost como sucesor de Francisco. Al asumir el pontificado, eligió el nombre de León XIV, en alusión a la tradición reformadora de León XIII, símbolo de diálogo entre fe y mundo moderno.
¿Quién es Robert Francis Prevost?
Nacido en Chicago, Estados Unidos, en 1955, Robert Francis Prevost es miembro de la Orden de San Agustín y ha dedicado gran parte de su vida a la misión pastoral en América Latina, especialmente en Perú, donde fue obispo de Chiclayo. Hombre de formación sólida, políglota y con una amplia trayectoria en la vida religiosa, ha sido reconocido por su capacidad de liderazgo, cercanía pastoral y su apertura al diálogo intercultural.
¿Cómo era su relación con el Papa Francisco?
La elección de Prevost como Papa no puede entenderse sin revisar su relación con el Papa Francisco, pues de hecho puede verse como símbolo de la continuidad de la reforma sinodal que comenzó el argentino.
En enero de 2023, Jorge Mario Bergoglio lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos, una de las posiciones más influyentes de la curia romana. En aquella ocasión, Francisco elogió públicamente su “experiencia en gobierno eclesial”, destacando su compromiso con una Iglesia sinodal, participativa e inclusiva.
Ambos compartían una visión común: una Iglesia que escucha, que sale al encuentro de las periferias, que promueve la justicia y la misericordia. Durante su tiempo en el Vaticano, Prevost fue uno de los principales articuladores de la reforma sinodal que marcó el pontificado de Francisco, siendo una figura clave en la reconfiguración de la gobernanza eclesial.
Un símbolo de continuidad y apertura
La elección de León XIV representa una clara señal de continuidad con el legado de Francisco. Su elección ha sido interpretada como un respaldo a la agenda de reformas centradas en la sinodalidad, la descentralización y la promoción del diálogo entre culturas, religiones y realidades sociales diversas.
Con raíces en América del Norte y una profunda conexión con América Latina, el nuevo Papa encarna también el puente entre continentes y entre los distintos rostros del catolicismo contemporáneo.