Una tarde rica en… Centro, el restaurante del Hotel Courtyard

Con cuatro horas de espera por delante para nuestro vuelo a Nueva York, mi novio y yo decidimos cenar como Dios manda y así llegamos a Centro, un restaurante de aeropuerto que parece todo menos un restaurante de aeropuerto.

Centro se encuentra frente al Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la ciudad de México, dentro del Hotel Courtyard, la marca bussiness de la cadena Marriott. De los cerca de 1,000 hoteles de esta categoría que existen en el mundo, el de la ciudad de México fue distinguido como el mejor de todos, así que el servicio que vas a recibir es totalmente amable y esmerado.

Cruzamos el puente que comunica el aeropuerto con el hotel, y mi novio y yo nos pasamos directamente al restaurante, el cual está decorado en tonos ocres, amarillos y naranjas para que sientas buena vibra antes de emprender tu viaje.

Los espacios de «Centro» están diseñados para que sientas como que estás en tu casa.

El menú de Centro es pequeño, aunque el mesero (muy amable) nos confesó que de todos los restaurantes Courtyard del mundo, éste es el que tiene la carta más grande pues le han agregado platillos mexicanos para que los huéspedes y comensales que suelen ser estadounidenses, alemanes, británicos y así, puedan probar algunas delicias típicas de México.

Mi novio siguió las recomendaciones del mesero y ordenó una entrada un poco pecaminosa que incluía alitas, nachos con queso y aros de cebolla. Me prometí a mí misma que sólo comería una probadita de cada cosa, sin embargo creo que fui yo quien se acabó todos los nachos (el autocontrol no es lo mío).

Sin importarnos las calorías, todo esto nos comimos de entrada :S

Mi remordimiento por la botana me llevó a ordenar enseguida una Ensalada de Espinacas, que de acuerdo con el menú tenía 400 calorías. En cambio, mi acompañante se comió cuatro tacos mexicanos: dos de alambre de res y dos de pastor… y todavía cenó en el avión.

Esto se cenó él…

Esto me cené yo

La rica comida y la excelente atención nos ayudaron a que el tiempo pasara muy rápido y pronto llegó la hora de tomar nuestras maletas (las cuales nos hicieron el favor de guardarnos en unos lockers muy amplios que tienen al lado de la recepción) para subirnos al avión y emprender nuestro viaje romántico.

Si un día te encuentras en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México con algunas horas de sobra para cenar, te recomiendo que vayas a Centro y vivas una experiencia como la nuestra. Tomarás tu vuelo con el estómago lleno y el corazón ¡contento!

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