Toca a tus hijos, abrázalos, bésalos y apapáchalos sin miedo a malcriarlos. Al contrario, el contacto físico es fundamental en su desarrollo. Recibir atención, aceptación y amor […]
Toca a tus hijos, abrázalos, bésalos y apapáchalos sin miedo a malcriarlos. Al contrario, el contacto físico es fundamental en su desarrollo.
Recibir atención, aceptación y amor son las necesidades emocionales más importantes que puede tener el ser humano, pero el niño, depende directamente de los padres para recibir ese amor. Cuando ellos no lo expresan o demuestran, el hijo no lo está recibiendo y se siente abandonado, por que el amor debe expresarse de una manera clara para que el niño sienta seguridad, que tiene un lugar y es un ser querible. Así comienza a formarse su autoestima.
Existen muchas formas de demostrar ese amor a los hijos: escucharlos, pasar tiempo con ellos, tomar en cuenta sus opiniones, decirles palabras de afirmación, entre otras, pero sin duda una de las fundamentales es el contacto físico. Martha Alicia Chávez, autora de “Hijos tiranos o débiles dependientes” de editorial Grijalbo comenta: ”Mientras más pequeños son, más grande la necesidad de contacto físico porque no tienen pensamiento abstracto, necesitan sentirnos, que los veamos a los ojos y abrazarlos, de otra forma, se sienten solos y vulnerables”.
El apapacho que alivia
Existen diversos estudios acerca de los beneficios terapéuticos del roce, expresado en besos, caricias y principalmente en abrazos y se ha encontrado que el contacto regular físico, reduce los niveles de estrés, ayuda al sistema inmunológico, regula el apetito y el sueño, estrecha los lazos afectivos, afecta positivamente el coeficiente intelectual, eleva la sensación de seguridad, confianza y felicidad, abre la puerta para que los niños expresen sus emociones, da una sensación de pertenencia, entre muchos otros. Los niños que son amados y abrazados, desarrollan una vida emocional más saludable que aquellos que no fueron tocados con frecuencia.
Virginia Satir, reconocida psicoterapeuta norteamericana solía decir: ”Necesitamos cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho para mantenernos y 12 para crecer”. Así que ya sabes el contacto físico es vital para el desarrollo emocional de tus hijos. No escatimes en apapachos.
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