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¡No etiquetes a tus hijos! (parte 1)

Por: Mujer de 10 15 de Febrero
¡No etiquetes a tus hijos! (parte 1)
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Desobediente, travieso, torpe… no son sólo palabras, son profecías que pueden modelar el futuro de tus hijos. Hablemos de como afectan a nuestros hijos las etiquetas. Seamos […]

Desobediente, travieso, torpe… no son sólo palabras, son profecías que pueden modelar el futuro de tus hijos. Hablemos de como afectan a nuestros hijos las etiquetas.

Seamos sinceros, todos en algún momento hemos puesto una etiqueta a nuestros hijos. Esto es normal porque los seres humanos necesitamos tener un mínimo de información para entender al otro y requerimos una pauta para desarrollar una estrategia frente a él, así hacemos un diagnóstico. «Es parecido a cuando leemos la etiqueta de un medicamento para saber qué contiene, en qué nos ayuda y cómo se toma», dice la maestra Patricia de la Fuente Zuno.

La etiqueta bajo este enfoque parece positiva; el problema viene al darle un juicio de valor subjetivo que afecta al etiquetado más de lo que imaginamos. El psicólogo Giorgio Nardone afirma en su libro Ayudar a los padres a ayudar a los hijos, que las etiquetas son profecías que se cumplen: «El modo en que un progenitor percibe a su hijo, las características que le atribuye, las capacidades y defectos que ve en él influyen en sus interacciones, transmitiendo al niño (a menudo implícitamente) mensajes del tipo: “Yo te veo así”. Los pequeños entre seis y trece años son susceptibles a ser modelados por las expectativas que sus padres y maestros depositan en ellos».*

El efecto Pigmalión**, estudiado por Robert Rosenthal a finales de los años sesenta, demostró el peso que tiene una etiqueta en el niño y en las personas que están a su alrededor, quienes actúan en consecuencia, la fomentan y la reafirman. Es así como la profecía se cumple.

Cuando le pones una etiqueta a tu hijo como «rebelde», inconscientemente lo tratas como «rebelde», vas propiciando esa misma conducta, hasta que crece y se convierte en un… ¡Exacto, un rebelde!, así funciona el poder de la etiqueta.

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Las huellas de las etiquetas
Manuel es un niño que se acerca a sus compañeros con brusquedad, es el «agresivo del grupo». Su papá gusta de jugar a las luchitas con él y le enseña llaves. Manuel las practica en el salón con sus compañeros quienes en varias ocasiones han salido lastimados. La maestra le enseñó a acercarse a los niños con cuidado y la primera vez que vio que sus compañeros no le temían y que ambos disfrutaban con el contacto físico suave, pudo descubrir la diferencia entre agresión y caricia.

Nardone asegura que cuando a un niño se le atribuyen características negativas pueden convertirse en etiquetas que generan patologías, es decir aquellas que afectan sus capacidades escolares, su equilibrio mental y/o su seguridad existencial como sucede con los que son calificados como incapaces, desobedientes o perturbados. La situación se complica aún más cuando, por algún mal diagnóstico, estas conductas se califican como déficit de atención o trastornos negativistas desafiantes.

Etiquetas positivas vs. Refuerzos positivos

La maestra subraya que tener expectativas muy altas de nuestros hijos también es una forma de etiquetarlos y estresarlos. Un niño que se sabe muy inteligente le costará trabajo reconocer en clase, por ejemplo, que no entendió un tema porque siente que ya no es tan inteligente.

El refuerzo positivo no califica, sino que aplaude lo que hace de una manera objetiva, sin idealizarlo; resalta sus virtudes, sin inventárselas: «No debes darle a tu hijo expectativas fuera de la realidad porque se va a decepcionar. Si cuando apenas comienza a nadar le digo que es el mejor nadador, pronto descubrirá que no es cierto y se frustrará».

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Es buen momento para revisar que etiquetas le hemos puesto a nuestros hijos, como ves, ¡Si los afecta más de lo que nos imaginamos!

**La investigación consistió en asignar, al azar, un grupo de niños catalogados como sobredotados (sin que lo fueran), los educadores les dieron un trato especial y los niños mejoraron su rendimiento escolar en un 20%.

Colaboradora: Clara Sánchez

Fuentes:
Patricia de la Fuente Zuno es maestra en desarrollo y psicología infantiles por la Universidad de Kansas y fundadora de SEDI (Servicios Educativos para el Desarrollo Infantil) www.sedi.edu.mx

NARDONE, Giorgio, Ayudar a los padres a ayudar a los hijos, Giorgio Nardone, Editorial Herder.

Fotos: Shutterstock

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