El envejecimiento de la piel es un proceso natural que a muchas (y aunque se hagan como que no, a los hombres también) nos produce mucho estrés. […]
El envejecimiento de la piel es un proceso natural que a muchas (y aunque se hagan como que no, a los hombres también) nos produce mucho estrés.
El envejecimiento de la piel ocurre porque ésta se vuelve más delgada y seca, lo que ocasiona la aparición de arrugas. Esta situación se agrava porque los niveles de ácido hialurónico disminuyen, la piel pierde elasticidad y se vuelve muy frágil. El ácido hialurónico es el responsable de mantener la arquitectura del cutis y es el soporte para los depósitos de colágeno y las fibras elásticas.
La piel representa 1/6 del peso corporal total y tiene muchas funciones, como ser la barrera a agentes nocivos del medio ambiente, equilibrio, regulación de la temperatura y la percepción sensitiva. Cuando la piel envejece, todas estas funciones se ven afectadas. Sin embargo, algunos científicos creen que el proceso de envejecimiento de la piel es un mecanismo de prevención del cáncer, porque se deshace de las células viejas y disfuncionales.
El envejecimiento de la piel depende de muchos factores:
Genética: Los científicos han tratado de encontrar el “gen de la vejez” por muchos años, pero no han encontrado un gen que la determine, sino muchos genes que afectan de diferentes formas al cuerpo. Se le puede atribuir a la genética el 25% del proceso de envejecimiento; y hasta el momento, es imposible modificar este factor.
Por otro lado, algunos factores ambientales modifican la expresión de ciertos genes. Esto se llama epigenética. Así, el ambiente puede provocar que se expresen genes que no deberían expresarse y así, afectar el proceso de envejecimiento.
Oxidación: Es un proceso que sucede todo el tiempo en las células para darles energía. Durante la oxidación se producen radicales libres, los cuales son muy reactivos y pueden producir sustancias tóxicas para el organismo. Los procesos de oxidación deben estar regulados para evitar daños mayores en las células y el ADN.
Hormonas: La disminución de la hormona de crecimiento se relaciona con una menor capacidad para reparar los tejidos. Por otro lado, los estrógenos (presentes en mayor concentración en las mujeres antes de la menopausia) se relacionan con la elastina y la capacidad de oxigenar los tejidos, por lo que su disminución también afectará a la piel.
Radiación ultravioleta (UV): El envejecimiento provocado por la exposición a luz ultravioleta se conoce como “fotoenvejecimiento” y es el responsable del 90% del envejecimiento de la piel. La luz ultravioleta daña las moléculas de la piel y estimula la destrucción de otras. La luz UV B daña el ADN y la luz UV A aumenta la producción de radicales libres, lastimando la piel. Además la luz solar afecta la reparación de estos cambios. La piel afectada por la luz solar envejece más rápido y con más daños que la piel normal, ya que la luz solar provoca manchas y malformaciones en las células, y produce inflamación.
Nicotina: La nicotina disminuye el flujo sanguíneo, por lo que el oxígeno y los nutrientes no llegan de forma adecuada a la piel, además de producir daño en el colágeno y la elastina. Fumar incrementa la tasa de envejecimiento de la piel al doble.
Foto de iStock
Existen muchos otros factores que participan en el envejecimiento de la piel. Ahora que los conoces, procura modificar algunos… Por ejemplo, empieza por usar bloqueador solar todos los días -es básico- y deja de fumar. Los hábitos saludables, como una dieta balanceada y el ejercicio, permiten el control de los daños en la piel. También puedes ayudarte con antioxidantes, por lo que te recomendamos que consultes a tu médico para que te explique donde los puedes encontrar y en qué dosis debes consumirlos.
Adriana Iturbide es Medico Cirujano y miembro de la Sociedad Mexicana de Salud Pública. Actualmente estudia una maestría en Nutrición Clínica.
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