Si te enamoraste de un mujeriego, te decimos si es posible que pueda cambiar cuando está enamorado o es mejor que salgas corriendo de ahí.
Todos podemos aprender de nuestros errores… sí, hasta aquellos mujeriegos. Pero no siempre es tan sencillo, descubre si un hombre mujeriego puede cambiar cuando se enamora y cómo establecer límites sanos en la relación de pareja.
Un hombre mujeriego no siempre se reconoce por el estereotipo del galán que tiene a todas las mujeres ‘derretidas de amor’. A veces es encantador, atento y discreto… hasta que notas patrones de conducta extraños.
Lo primero que debes hacer es observar la coherencia entre lo que dice y lo que hace, sobre todo cuando hay tiempo de calidad y exclusividad de por medio en tu relación de pareja. Si quiere saber si la persona con la que sales o tienes una relación puede serlo, aquí te compartimos algunas señales:
Evita etiquetas (“no me gusta poner nombres”), mantiene chats “abiertos” con varias mujeres, borra conversaciones, se enoja si preguntas por transparencia y justifica ausencias con agendas imposibles. El mujeriego suele brillar en el cortejo, pero desaparece en la constancia.
Más pistas: coqueteo “inofensivo” frente a ti, historias confusas sobre exes, y límites difusos en redes (reacciones, DMs, likes a cualquier hora). No se trata de celar, sino de mirar si su conducta reduce riesgos de infidelidad… o los normaliza.
Del chisme a la realidad: ¿qué hacer si descubres que tu pareja te es infiel en público?
Un hombre mujeriego suele ser carismático, encantador y seguro de sí mismo. Suelen tener una gran habilidad para atraer a las personas y disfrutar de la atención y la emoción de nuevas conquistas. Sin embargo, este encanto puede ser engañoso, ya que a menudo es superficial.
El comportamiento de un mujeriego está frecuentemente impulsado por una necesidad de validación y aceptación, que se satisface a través de múltiples conquistas. Esta búsqueda constante de atención puede ser indicativa de inseguridades subyacentes que él mismo podría no reconocer.
Recuerda que cuando alguien cuida tu paz, actúa para que te sientas segura en la relación de pareja y jamás hará algo para que te sientas en estado de alerta.
Sí, un mujeriego puede cambiar… pero no solo “por amor”. Un mujeriego enamorado puede sentir afecto genuino y, aun así, repetir hábitos si no hay decisión consciente y trabajo personal. Cambiar implica asumir responsabilidad, cerrar puertas con terceros y practicar límites claros (propios y hacia afuera).
¿Cómo se ve el cambio? Un mujeriego enamorado pasa de la adrenalina del ligue a la calma de la constancia: mensajes que llegan cuando dijo, planes que se cumplen, vida digital sin secretos, y acuerdos explícitos sobre fidelidad. Si puede cambiar un mujeriego, se nota en la rutina: coherencia, reparación de errores y prevención de infidelidad.
Lo que no funciona: creer que “tu amor lo educa”. No estás para educarlo; estás para compartir. Si puede cambiar un mujeriego, será porque él eligió cambiar, buscó ayuda si la necesitaba y honró acuerdos de la relación de pareja. Tu tarea no es perseguir, es observar y decidir desde tu dignidad.
Muchas veces un mujeriego no tiene ningún trastorno. Su conducta puede explicarse por aprendizaje social (“todos mis amigos lo hacen”), refuerzo de ego, miedo a la intimidad, estilo de apego evitativo o impulsividad no trabajada. Nada de eso excusa la infidelidad, solo la contextualiza.
También influyen creencias: “si me comprometo, pierdo libertad”, baja tolerancia al aburrimiento, necesidad de validación constante o modelos familiares con infidelidades repetidas. Un mujeriego enamorado que desea crecer puede revisar estas raíces en terapia, aprender regulación emocional y construir hábitos de compromiso.
El cambio es un proceso profundamente personal que requiere no solo el deseo de cambiar, sino también el reconocimiento de la necesidad de hacerlo. Sin una verdadera introspección y deseo de evolución personal, es poco probable que el cambio ocurra.