El alcohol también es una droga que tiene efectos bien conocidos sobre la mente y el cuerpo humano. Durante miles de años las personas han descrito el […]
El alcohol también es una droga que tiene efectos bien conocidos sobre la mente y el cuerpo humano. Durante miles de años las personas han descrito el alcohol como una droga que desinhibe; es decir, hace que la gente se sienta más relajada, menos nerviosa, menos vergonzosa, más dispuesta a aventurarse, menos preocupada por los convencionalismos sociales. Por lo tanto, permite que las personas hagan cosas que normalmente no harían, o que no harían sin sentirse mal.
Al mismo tiempo, el alcohol baja la velocidad de los reflejos de las personas, reduce la coordinación de la mano-ojo, inhibe la discriminación motora, hace que arrastremos palabras, y al final da somnolencia. Por lo tanto dificulta o imposibilita los gestos físicos sutiles. Ésta es la razón por la que los paquetes de condones sean más difíciles de abrir y los bras de desabrochar. El alcohol también dificulta conseguir o mantener una erección e interfiere a la lubricación vaginal.
Por otro lado, reduce nuestras inhibiciones (que muchas personas desean respecto al sexo), pero dificulta el «acto» (permitir que nuestros cuerpos hagan lo que nosotros queremos).
Muchas personas buscan el efecto de desinhibición del alcohol (cuando no en ellas mismas, en sus parejas), pero no quieren pagar el precio de ver reducida su potencia. Al fin y al cabo ¿de qué sirve estar mentalmente relajado para disfrutar del sexo si tu cuerpo está dormido o no notas tus miembros?
Entonces, ¿cuál es la medida ideal entre algo de desinhibición sin demasiada pérdida de funcionamiento? Aunque cada persona es diferente, la respuesta de la mayoría es una sola copa, ya que más alcohol suele perjudicar la experiencia sexual, reduciendo el rendimiento más que favoreciendo la relajación y la diversión.
Ahora bien, después de una copa, la mayoría de las personas creen que tomar alcohol no afectará su actuación, porque cuando más bebemos, menos sensibles estamos a lo que hace y siente nuestro cuerpo. Y cuando estamos borrachos, casi cualquier cosa que no nos hace enfadar nos parece divertida.
Luego, el alcohol es otra droga que en lo que al sexo se refiere: la moderación es lo mejor.
Con información: «Sexo inteligente, la inteligencia sexual, clave para volver a disfrutar con el cuerpo, la mente y el corazón. Marty Klein»
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