El amor sigue estando idealizado y confundido con el enamoramiento: aún presupuestos de corte romántico imperan en canciones, películas, imágenes diversas, y al ser puestos en la […]
El amor sigue estando idealizado y confundido con el enamoramiento: aún presupuestos de corte romántico imperan en canciones, películas, imágenes diversas, y al ser puestos en la vida diaria acaban por estrellarse con la realidad. Por eso es importante hacer una valoración más real de la experiencia amorosa. Creemos que algo útil para clarificarte sería pensar, más que en definiciones teóricas sobre el amor, en los efectos que produce en tu la presencia amorosa de otra persona en tu vida…
¿Qué efecto generará en ti un amor suficientemente bueno? ¿En qué se manifiesta un buen amor?
- Quizás el primer efecto sería la paz y tranquilidad que experimentes en su compañía: los amores, si bien no son fáciles, sí han de facilitar la vida y dar paz.
- También percibirás que el vínculo amoroso te abrirá puertas: en el intercambio surgen ideas, proyectos, pensamientos y prácticas que favorecen los proyectos vitales de ambos amantes; tus opciones de vida han de aumentar. Un amor que te impide lograr tus sueños y vivir tus valores tampoco es un buen amor.
- Un amor lo suficientemente bueno habita en la ternura: transforma la agresión de todo ser humano en muestras dulces de cariño y atención.
- El amor que vale la pena te aportará madurez, desafiará tus paradigmas y te invitará a crecer.
- Por último, un amor auténtico vive en el placer. Y no sólo el sexual, sino el de todo tipo: goce, el juego, el disfrute.
En cualquier circunstancia ni el mejor de los amores te exenta de la responsabilidad de cultivar un sano amor propio. Probabilidades de encontrar un buen amor que avanza hacia la madurez requieren que éste sea creado desde la sensación personal de ser valiosa, merecedora y competente. Esto no es hablar de «egoísmo», sino de experimentarte como un ser lo suficientemente completo y autorrealizado para tener mucho que dar en vez de mucho que demandar. Si depositas en el otro todas tus expectativas y deseos, te restas responsabilidad y no sólo facilitas un fracaso amoroso, sino que en caso de rompimiento será para ti mucho más difícil de superar.
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