Según Pita Anaya, autora del libro «¿Y mi príncipe? Marca 4 etapas de una relación, ¿las has vivido? ¿En cuál te encuentras en este momento? ¡Sigue leyendo! […]
Según Pita Anaya, autora del libro «¿Y mi príncipe? Marca 4 etapas de una relación, ¿las has vivido? ¿En cuál te encuentras en este momento? ¡Sigue leyendo!
El flechazo:
Cupido te ha flechado. Lo ves y te encanta. Se te hace guapísimo. Súper simpático. Te mueres de risa de las burradas que hace y dice. Tienen muchísima «química!. Sientes mucha ilusión. Te imaginas tu boda, el vestido. Si va ser de día o de noche, en salón o jardín. El menú, la luna de miel y los nombres de tus hijos.
Aquí es cuando sentimos mariposas, colibrís y hasta águilas en el estómago cada vez que lo vemos. Nos ponemos nerviosas y nos emociona muchísimo pensar en él.
Stalkers:
Lo viste y te gustó, te vio y le gustaste. Ahora los dos tratan de acercarse para conocerse mejor. Sí sabes que va a ir a la fiesta de este fin, te apareces ahí muy arreglada, con toda la actitud para verlo y platicar con él – lo mismo hacen los dos-. ¡Ahhh…! Se me olvidaba algo muy importante: antes de verse en la fiesta del fin, ya te agregó o lo agregaste a Facebook.
Checas su estado: «soltero», «en una relación», «es complicado», «comprometido», «casado», etc. Te echas las 1,300 fotos que tiene. Revisas sus 782 amigos. Quién le escribe. Te enteras quiénes son sus ex. Dónde trabaja. Con quién se lleva. Si tiene hermanos, perros, y cuál es su hobby.- bendita tecnología -. Ahora que ya no es un total extraño y sobre todo que has comprobado que si estado es «soltero», te lanzas con todo a la fiesta. Si todo sale como lo esperabas y a él también le gustas, se acerca a platicar. Se la pasan padrísimo con todos sus amigos y al final te pide tu teléfono – el cual ya tiene si lo pusiste en tu cuenta de Face -.
Te marca como a los tres días para hacerse el interesante y te invita al cine. Tú toda emocionada hablas con tus amigas y les dices que vayan a tu casa para que te ayuden a ver qué ponerte. Te planchas el pelo y te ves guapísima. De ahí pasan unas cuantas salidas más. Se empiezan a hablar más seguido y de pronto en una de esas salidas «¡te llega!». Si es que «te llega» porque ya no todos lo hacen.
Estoy enamorada:
Ahora ya son novios. Esto quiere decir que ya existe una exclusividad. Empiezan a pasar más tiempos juntos. Van al cine, a cenar, con sus amigos, a la comida familiar del domingo. Te va a ver a tu casa. Quieres estar todo el tiempo con él. empiezan a ser más cariñosos entre ustedes. Te la pasas cantando y con una súper sonrisa en la cara. ¡Sólo tienes ojos para él!
Crees que es el amor de tu vida y que nada los va a separar. Hablan por teléfono al menos tres veces al día. Empiezas a pensar en un «nosotros». Confías ciegamente en él y no existe nada ni nadie más importante para ti. Sólo piensas en verlo y en estar con él. Lo ves y ¡se te cae la baba! El sentimiento es tan fuerte que creemos que es amor. Pero no. Es enamoramiento, no amor. La etapa de enamoramiento dura aproximadamente de 3 a 3 años, dependiendo la persona.
¿Eres tú?
Ok. Ha pasado la etapa del enamoramiento y te empiezas a dar cuenta de cositas que jamás habías visto de tu galán. Como que tiene un ojo más chico que otro. Su problema con el acné y su pésimo gusto para vestir. Que sus «chistes» no son tan divertidos. Por otro lado, te das cuenta de que es un niño muy lindo, caballeroso, atento, que te respeta – en el mejor de los casos -. Es decir, te vas dando cuenta que sus alcances y limitaciones. Lo vas conociendo mejor. Van aprendiendo a compartir – este fin vamos con tus amigos, el próximo con los míos -. Se van adaptando el uno al otro y empiezan a salir las diferencias. Pueden aparecer discusiones, enojos, berrinches – sobre todos de nosotras -.
Es cuando ya sin mariposas, colibrís y águilas en el estómago, se empieza a platicar de lo que se quiere en la vida. Los proyectos, lo que te gusta y no te gusta. Sus sueños. Es la etapa de conocerse y evaluar si vale la pena seguir y echarle ganas para crecer juntos y construir una relación más profunda. Aprendes a quererlo y él a ti a pesar de que no son perfectos.
Es muy importante ayudarse a ser mejores personas. Un buen novio te ayuda a que seas mejor. Juntos deben crecer, formarse y ayudarse. Aquí van aceptando las diferencias. Se resuelven los conflictos, o se termina la relación.
Con información de: ¿Y mi príncipe? Pita Anaya
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