Existe una ley de oro entre hombres no escrita, específicamente entre los que son amigos de verdad, que dice que uno jamás se meterá con la novia […]
Existe una ley de oro entre hombres no escrita, específicamente entre los que son amigos de verdad, que dice que uno jamás se meterá con la novia del otro. I ncluso cuando ésta se convierta en ex novia, la chica en cuestión seguirá en calidad de intocable.
Ya lo dice la sabia Biblia en uno de los diez mandamientos: “No desearás a la mujer de tu prójimo”, y conste que no especifica que sean amigos o no, sólo habla de la pareja del otro. Es parte de la ley de oro entre hombres.
Por eso a mí se me hace un agravante que además de robarle la chica a alguien (que ya es un acto vil en sí mismo), la víctima sea un amigo.
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Imagina un diálogo en esta nueva pareja:
–¿Te acuerdas el día en el que te robé, mi amor?
–Claro, yo era novia de tu amigo
–Pero no me harías eso a mí, ¿verdad?
–“¡Jamás!, sabes que sería incapaz.
(¡ja!)
Y es que más allá de todo, la base de esa relación será una traición, punto.
Bueno pero estas cosas pasan todo el tiempo, como a mi amigo Armando quien salía desde hace poco más de un año con Julieta; formaban una linda pareja. A veces Armando traía a otros amigos a las fiestas, entre ellos a Carlos. Él no se perdía una, siempre andaba soltero, de vez en cuando salía con algún date, pero básicamente nunca duraban sus relaciones.
Tiempo después Armando tuvo que cambiar de ciudad por su trabajo, intentaba mantener la relación con Julieta y venía al menos dos veces al mes a verla. Al pasar el tiempo, peleaban cada vez más, hasta que ella le dijo que no quería seguir con la relación.
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Ella lo bloqueó de todas las redes y no supo más de su vida por un tiempo. Armando siguió viniendo de visita a la ciudad una vez al mes, salíamos por unos tragos, nos juntábamos los de siempre excepto Carlos, quien comenzó a actuar un poco raro: nunca venía, no contestaba las llamadas, era muy seco en sus mensajes y esquivaba cualquier contacto. Hasta que un tercer amigo nos confesó todo.
Al mudarse Armando a su nueva casa, Carlos comenzó a invitar a Julieta a salir. Poco a poco fueron haciendo más frecuentes las salidas hasta que aquello acabó en besos y una cosa llevó a la otra. Ya llevaban varios meses así y no sabían cómo hacerlo público. Julieta no tenía mucho problema en aceptarlo, pero Carlos sí, quedaría como traidor. Como un tejón.
Tejón. animal que generalmente vive en el desierto, solitario y que por su falta de habilidades para cazar, acecha los nidos para comerse las crías, los huevos o la comida que dejan los demás animales.
Al final Armando le escribió a su “amigo” para decirle que sabía todo y que no tenía por qué ocultarlo más, pero que estaba muy decepcionado de ambos. Carlos intentó justificarlo y le dijo que fue después del rompimiento (¡ah!, bueno).
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Cabe aclarar que hay una excepción a la regla: Y es que si la chica en cuestión no es nada serio, no hay problema en que un salgan, incluso a veces es pactado. (Es la verdad chicas, pero no maten al mensajero… yo solo digo la verdad).
Pero aquello no fue así, esa relación era seria y el acto de Carlos violó esa sensible ley de oro entre hombres: no tocar a la chica (o ex) de un amigo.
¿Julieta? Ella decidió convertirse en una presa del tejón, ¿lo valdrá? El tiempo lo dirá.
Así las cosas.
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