No soy mala persona, lo juro; pero uno de mis peores momentos como humano fue cuando a Estela le dieron el anillo de compromiso. La quiero un […]
No soy mala persona, lo juro; pero uno de mis peores momentos como humano fue cuando a Estela le dieron el anillo de compromiso. La quiero un chorro y es mi BFF desde hace años, pero cuando tu amiga se va a casar y tú ni novio tienes, es imposible no volverte una bitch (al menos en tu mente).
Todo comenzó un jueves. En su perfil de Facebook, Estela colgó una foto en extreme close up donde presumía su recién recibido anillo. Estaba compremetida y me dio gusto por ella, pero al mismo tiempo sentí un vacío en las visceras, mezcla de tristeza y envidia (de la mala). Después de ponerle like a su foto (ya llevaba como 200) y dejarle un mensajito de que el iba a llamar para que me contara todo, comencé a pensar una cantidad de cosas tan mala onda….
«Su novio no ha de ganar mucho porque el diamante está muy chiquito»
Sí, que odioso pensamiento. Sobre todo porque en ese momento hubiera dado lo que fuera porque un hombre me regalara siquiera una mirada. De verdad estaba pasando por una racha de sequía amorosa y la roca en el dedo de mi amiga me recordaba que era una loser.
«¿Por qué ella sí y yo no?
Terrible reproche. Extrañamente sentí que mi amiga no se merecía su suerte. Era incapaz de ver que llevaba cuatro años con su novio, su relación era muy estable y ambos eran personas comprometidas. En ese tiempo yo vivía en el relajo y andaba con puro patán, por eso ella sí y yo no.
«Nunca voy a casarme»
De un modo absurdo comencé a pensar que si Estela se casaba, eso significaba que yo tenía menos probabilidades de encontrar el amor. Nunca fui buena en la clase de estadística…
«Ahora sólo va a hablar de su boda»
Esto sí paso, pero la comprendo. Casarte es un momento súper importante en tu vida y se vuelve lo más emocionante, interesante y apasionante para ti por unos meses. Llegó a ser fastidioso escucharla, eso sí.
«¿Su matrimonio durará?
Lo reitero, estuve súper malvibrosa por varias semanas. Ninguno de estos pensamientos se los compartí a mi amiga (hubiera sido una maldita), pero de vez en cuando me preguntaba si todo eso que estaba viviendo (y estaba gastando) en verdad duraría para siempre.
«Seguro vamos a dejar de ser amigas»
Mi imaginación y pesimismo estaban hasta el tope. Para mí, el que ella se casara era señal de que nuestra relación iba a cambiar y dejaría de tener tiempo para vernos, salir y hacer las mismas cosas que antes. Y sí, nuestra relación ahora es diferente, pero no para mal. Todavía nos queremos, nos vemos bastante seguido y seguimos siendo BFFs; al menos hasta que lea esta nota…
También lee:
8 pensamientos que tienes cuando tu amiga vuelve con su ex
15 señales de que tienes una mejor amiga fantástica