Así la recuerda su hija Estephany Luna.
Karla Luna mantuvo una actitud optimista hasta sus últimos días y con ella, nos dejó una valiosa lección de vida luego de enfrentarse a un diagnóstico de cáncer en 2012, enfermedad que finalmente le arrebató la vida. Así la recuerda su hija Estephany Luna.
“Crecí viendo a mi madre superar cada obstáculo que la vida le ponía. Pasó por momentos tan difíciles que a veces se iba a dormir sintiéndose exhausta y con lágrimas en los ojos, pero aún así se levantaba cada mañana con energía y ánimo para dar su mejor esfuerzo y darnos amor incondicional. Soy una mujer fuerte porque fui criada por una mujer fuerte. Feliz día a mi mujer maravilla”, dice uno de los últimos mensajes que la joven dedicó a su madre hace algunos años.
La vida de Karla estuvo envuelta en la controversia, pues mientras luchaba contra los tumores, su esposo, Américo Garza, y su mejor amiga y compañera de trabajo, Karla Panini, iniciaron una relación amorosa, generando diversas versiones y tensiones.
A pesar de las dificultades, Karla Luna nunca perdió su sonrisa, aferrándose a la fe y al amor. Falleció el 28 de septiembre de 2017, tres días después de cumplir 38 años, con un mensaje final en Instagram expresando su esperanza en un milagro. Su legado trasciende las circunstancias difíciles, recordándola como un ejemplo de fortaleza emocional.
En 2012, Karla Luna y Américo Garza contrajeron matrimonio después de seis años de relación. Karla tenía ya dos hijos mayores de una relación previa, Stephanie y Rubén, y con Américo creció la familia con dos niñas, Valentina (de 9 años) y Victoria (de 6).
En ese momento, Karla Luna y Karla Panini conformaban el popular dúo cómico ‘Las Lavanderas’, con mucho éxito en la televisión. Aunque durante años, según relató Karla Luna en ‘Noches con Platanito’, las dos Karlas eran como hermanas y confidentes, Américo luego reveló que la realidad de su matrimonio no era tan ideal y que la estrecha relación entre su esposa y Panini eventualmente dio lugar a sentimientos más allá de la amistad.
Aquí es donde los testimonios discrepan y se vuelve difícil establecer causas y efectos precisos. Las infidelidades admitidas por ambas partes complicaron más todo, pues él afirmó que Karla Luna también tenía una relación extramatrimonial.
Por otro lado, Karla Panini afirmó que su relación con Américo no trascendió más allá de un beso hasta que él y Karla Luna se separaron. A su muerte, Karla Luna expresó su deseo, casi como última voluntad, de que sus cuatro hijos no fueran separados.
En aquel entonces, tenía la custodia de todos y vivían con ella en la casa de sus padres, los abuelos Rubén Darío Luna y Josefina Martínez, en San Nicolás de los Garza, Monterrey. Américo solía visitar a sus hijas con regularidad.
La familia de Karla Luna supuso que, tras su fallecimiento, ellos se encargarían de las niñas, manteniendo así la situación. Américo asistió al funeral de Karla Luna como era de esperar, y días después, el 5 de octubre, las visitó en casa. Sin embargo, luego de jugar un rato con ellas, se las llevó en un momento en que doña Josefina se ausentó.