Perfecto para el día o eventos elegantes por la noche.
La belleza está en los detalles y cuando se trata de maquillaje, el rubor es ese toque sutil que puede transformar por completo tu rostro. Esta temporada llega una tendencia que está brillando con fuerza en pasarelas, editoriales y redes sociales: las “mejillas champán. Se trata de una forma elegante y luminosa de aplicar el rubor que resalta tu tono de piel con un acabado radiante y sofisticado. El rubor champán para morenas es lo que tienes que probar en tu maquillaje
Cómo usar el rubor champán para morenas
Esta tendencia consiste en aplicar rubor en la parte alta de los pómulos para levantar el rostro y agregar un brillo juvenil. Pero no se trata de cualquier color, sino de un tono naranja melocotón que se ve casi champán en la piel.

Puedes fusionar el rubor con un ligero efecto de iluminador, dando como resultado un brillo suave, parecido al reflejo del champán sobre la piel, pero también existen rubores iluminadores como el Armani Beauty Fluid Sheer. No es un rubor intenso ni demasiado pigmentado; al contrario, busca un acabado jugoso, natural y etéreo que aporte elegancia sin esfuerzo.
¿Por qué favorece tanto a las morenas?
Las pieles morenas tienen una calidez natural que se ve especialmente favorecida por los tonos dorados, melocotón, terracota y rosa quemado. La técnica de mejillas champán potencia esa luminosidad sin recargar el rostro y te dará beneficios como:
- Realzar el brillo natural sin opacar tu tono de piel.
- Evitar contrastes duros: ideal para un look sofisticado.
- Añadir dimensión sin necesidad de contorno pesado.

Para lograr el efecto “champán”, busca rubores en crema o líquidos con acabado satinado o glow. Los tonos ideales para morenas son melocotón dorado, rosa cálido con shimmer, coral suave o terracota suave.
Para añadir el toque champán, usa un iluminador suave (champán, oro claro o rosado) y da un toque justo sobre el hueso del pómulo, encima del rubor. No abuses: la clave está en la sutileza.
Las el rubor champán para morenas es más que una moda: es una declaración de elegancia discreta. Esta técnica resalta lo mejor de tu piel, te da un look fresco y sofisticado, y demuestra que menos puede ser mucho más cuando sabes jugar con la luz.