Decir adiós jamás es fácil, pero a veces es el acto más grande de amor propio que podemos hacer.
Decir adiós jamás es fácil, pero a veces es el acto más grande de amor propio que podemos hacer.
Decir adiós jamás es fácil, pero a veces es el acto más grande de amor propio que podemos hacer.
Decir adiós jamás es fácil, pero a veces es el acto más grande de amor propio que podemos hacer.