Uno de los problemas más frecuentes en las parejas que viven juntas y en los matrimonios es el reparto de los queaceres de la casa. ¿Cómo repartirlos […]
Uno de los problemas más frecuentes en las parejas que viven juntas y en los matrimonios es el reparto de los queaceres de la casa. ¿Cómo repartirlos equitativamente?
No es un secreto que los quehaceres son un fastidio. Siempre lo han sido, desde que tenemos memoria, pero no por eso podemos desentendernos de ellos. Es importante, sobre todo si te acabas de mudar con tu amorcito, que ambos se responsabilicen por igual de la limpieza y orden de su casa, ¿o no? Sigue estas recomendaciones y vuélvanse el dúo dinámico.
Negocien
Ésta es tal vez la clave para evitar enojos, malentendidos y peleas. Al final, se trata de que ambos estén contentos en el lugar que habitan y satisfechos con las tareas que tienen que realizar. Si son una pareja y han decidido vivir juntos, es necesario que lleven una buena comunicación y que tengan la confianza de hablar de frente y escuchar al otro.
Busquen el equilibrio
Al hacer la repartición de tareas es importante tener en cuenta cuánto tiempo pasa cada uno en la casa. Sería muy injusto que tú tuvieras que cocinar, lavar la ropa y limpiar la casa cuando llegas tarde por la noche pero tu pareja ha estado ahí desde tres horas antes… y viceversa. Tengan en cuenta este aspecto antes de hacer la repartición.
Hagan una lista
Primero, escriban todas las tareas que es necesario hacer en la casa. Ordénenlas de lo más sencillo (darle de comer al pez) hasta lo más agotador (cocinar). Después, entre los dos digan qué es lo que menos les molesta hacer, tal vez yo no soporto limpiar el baño pero mi pareja lo puede hacer sin mayores problemas. Así se pueden comenzar a repartir las tareas. No olviden que hacer la lista del súper y pagar la renta, el teléfono y la luz, ¡también son quehaceres!
¿Cuándo?
Establezcan la periodicidad con la que se deben realizar las tareas: lavar los platos, todos los días; barrer, una vez por semana; sacar la basura… Tengan en cuenta el tiempo del que cada uno dispone para hacer estas tareas y procuren que uno de ustedes no se sature demasiado.
Paciencia
Éste puede ser uno de los más importantes y difíciles pasos a seguir. Respiren hondo y no exploten en rabia si al otro se lo olvidó lavar la alfombra, a todos nos puede pasar 😉
*Portada de Catt Liu
