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Los aditivos químicos más tóxicos, ¡evítalos!

Por: Mujer de 10 23 de Marzo
Los aditivos químicos más tóxicos, ¡evítalos!
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Conoce cuáles son los aditivos químicos más nocivos para tu organismo y elimínalos de tu dieta. La tabla periódica que aprendiste en tu clase de química en la escuela se […]

Conoce cuáles son los aditivos químicos más nocivos para tu organismo y elimínalos de tu dieta.

La tabla periódica que aprendiste en tu clase de química en la escuela se queda cortísima con la cantidad de químicos que se encuentran en este momento en tu alacena y refrigerador. Hay más de mil sustancias registradas como aditivos alimenticios, algunas con altos niveles de toxicidad. Mientras no consumas comida orgánica, estás expuesta a los efectos secundarios de….

1. Conservadores. Su función es permitir que el producto permanezca por mayor tiempo sin aparición de bacterias, pero ¿sabes lo que eso significa? ¡Que le quitan todos los nutrientes originales a la comida! Porque las bacterias sólo se desarrollan en alimentos nutritivos. Los microorganismos podrán no tener cerebro, pero no son tontos, les gusta alimentarse bien. Hay experimentos muy populares con hamburguesas de restaurantes fast food que no entran en estado de descomposición con el paso ¡de los años! Haz la prueba tú misma y cuestiónate sobre qué tanta cosa tendrá que ni las bacterias se lo quieren comer. Obviamente, al restar el valor nutritivo de los alimentos, éstos pierden su sabor y aroma original, es allí cuando vienen “al rescate” los saborizantes artificiales. ¡Más tóxicos para tu cuerpo!

2. Saborizantes artificiales. El peor potenciador del sabor, y el más utilizado, es el glutamato monosódico. Está en miles de productos de consumo diario, como sopas de sobre, papas fritas, platos precocinados, productos light, comida rápida, etcétera. Este aditivo es neurotóxico, ya que es capaz de destruir las neuronas del cerebro con gran rapidez. Por desgracia, tiene la propiedad de ser adictivo, por lo que ocasiona que los consumidores sigan buscando y consumiendo los alimentos que lo incluyen.

3. Colorantes artificiales. ¿Sabías que una mermelada de fresa naturalmente no es de color rojo? Tiene un tono café triste, pero ¿quién compraría eso? Al parecer nadie, porque de la vista nace el amor. El colmo es que para lograr esos colores tan irreales, en ocasiones se llegan a métodos poco ortodoxos. Ejemplo: A las gallinas les dan de comer un colorante llamado naranja ggn para que “produzcan” huevos de colores más intensos y mágicamente se vendan más. Por ello la comida chatarra es llamada así; no tiene nada de nutrientes, sólo es un grupo de colores y aromas perjudicialmente falsos, reunidos en una fiesta de sabor artificial.  Por si fuera poco, distintos colorantes se han relacionado con la presencia -en niños y adultos- de asma, trastorno de déficit de atención y más. Este es el caso de la tartracina (E-102), colorante amarillo utilizado en pastelería, confitería, verduras enlatadas, productos pesqueros, helados, bebidas de naranja y aderezos para ensaladas, entre otros.

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4. Ácidos grasos trans. Resultan más baratos que otras grasas (las saludables), sin contar que los productos con este aditivo necesitan menos refrigeración y se mantienen en mejor estado por más tiempo. No obstante, el efecto que producen en nuestro organismo es el mismo que suscitan las grasas saturadas: no sólo aumentan el colesterol malo, sino que nos hacen propensos a sufrir enfermedades cardiovasculares; además se asocian con un mayor riesgo de desarrollo de cáncer. En estudios recientes se demostró que están ligados también con la aparición de diabetes tipo II. Este veneno se utiliza en comidas rápidas, productos de pastelería, alimentos procesados y fritos. Ubícalo al leer la etiqueta, generalmente se anuncia como «aceite vegetal parcialmente hidrogenado».

5. Aspartame. Este ingrediente incluido en alimentos light, es el responsable de varias enfermedades, como artritis, defectos de nacimiento, fibromialgia, alzheimer, lupus, esclerosis múltiple y diabetes. Cuando el alcohol metílico (componente del aspartame) entra a tu cuerpo, se convierte en formaldehído (sustancia tóxica y cancerígena). Por si fuera poco, cuando el aspartame se combina con carbohidratos, se reduce la producción de serotonina en el cerebro, la hormona que mantiene tus niveles de felicidad y bienestar, o sea, puede causar depresión.

ADITIVOS QUÍMICOS ESPECÍFICOS QUE DEBES EVITAR

Tartracina. Es un colorante amarillo de origen sintético y se emplea en productos de pastelería, pescados, helados, refrescos y golosinas. Puede producir asma, rinitis, alergias, eczemas, hiperactividad, problemas de visión e insomnio. Podría ser cancerígeno, con efectos mutágenos y teratógenos (incidencia de las malformaciones congénitas).

Jarabe de maíz de alta fructosa. Es un edulcolorante formado principalmente por fructosa y glucosa. Está presente en productos endulzados: enlatados, dulces, mermeladas, condimentos y bebidas. Aumenta los niveles de colesterol malo y contribuye principalmente al desarrollo de la diabetes y obesidad.

Ponceau 4R (rojo cochinilla A). Colorante rojo. Es un químico muy peligroso, se suele utilizar en salsas ketchup y mermeladas de cereza, algunos caramelos, yogures y bebidas de color rojo intenso. Puede provocar hiperactividad, asma, urticaria e insomnio y puede resultar cancerígeno.

Amarillo ocaso FCF. Colorante amarillo de origen sintético. Está en el zumo de naranja, gelatina de naranja, mazapán, mermeladas, dulces, sopas de paquete, salsa de queso, helados, entre otros. Está ligado con alergias, hiperactividad, tumores renales, daño cromosómico, dolor abdominal, indigestión, náuseas y vómitos. Muy peligroso para los niños.

Azul brillante FCF. Colorante azul de origen artificial. Se emplea en muchos aderezos, dulces, bebidas energéticas, helados. En grandes concentraciones, puede acumularse en los riñones y vasos linfáticos. Puede causar hiperactividad, asma, urticaria e insomnio y desarrollar cáncer.

Azul de antraquinoa. Colorante azul de origen artificial que se utiliza en pastelería. Es altamente cancerígeno y produce alergias y urticaria a muy corto plazo.

Verde ácido brillante. Colorante altamente cancerígeno. Puede provocar hiperactividad, asma, reacciones cutáneas e insomnio. Lo suelen utilizar en bebidas refrescantes, productos de confitería, chicles y caramelos.

Hexametilentetramina. Conservante sintético derivado del amoniaco y del formaldehído conservas de pescado, caviar y cortezas de quesos provolone. Puede provocar urticaria, problemas gástricos y urinarios y cáncer.

Pigmento rubí o Litolrubina BK. Colorante rojo azoico. Se utiliza en las cortezas de ciertos quesos. Puede ser culpable del asma, hiperactividad, cáncer y reacciones cutáneas e insomnio.

Sulfito sódico y Dióxido de azufre. Conservante químico empleado en cervezas, vinos, ensaladas, caramelos, zumos de frutas y para mejorar del pan. Provoca irritaciones en el tubo digestivo, dolores de cabeza, náuseas, vómitos, alergia, irritación de los bronquios y asma.

Butilhidroxianisol BHA. Antioxidante sintético. Causa hiperactividad, asma, urticaria, insomnio, aumento del colesterol en la sangre, problemas de metabolismo en el hígado, adormecimiento y tumores cancerígenos. Muy prohibido especialmente para niños, embarazadas y mujeres en lactancia.

Nitrito de potasio. Conservante químico que podría proceder de esqueletos de animales o de residuos vegetales. Está presente en embutidos, salazones y patés. Podría impedir el transporte de oxígeno en la sangre y reaccionar con otros aditivos convirtiéndose más tóxico y cancerígeno. Muy peligroso en niños.

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Fuente: Shutterstock

“Es cierto que hay colorantes y saborizantes naturales que no te harán daño, pero por desgracia la mayoría de aditivos son químicos y aunque la defensa de estos productos sea que tienen una mínima porción, así funcionan los medicamentos, los anticonceptivos, etcétera: una pequeña dosificación genera cambios hormonales importantísimos. Muchos aditivos son derivados del petróleo, finalmente es gasolina; estos químicos actúan en el cerebro porque son liposolubles, no son como la vitaminas, no los orinas, no se van… Se quedan y van directo a la grasa y el órgano que tiene más grasa es el cerebro, entonces se manifiestan con diferentes síntomas: cambios de humor, depresión, hiperactividad, bipolaridad, falta de concentración… depende de cómo reaccione tu cuerpo”, nos platica el doctor Javier Hernández Covarrubias, especialista en toxicología.

 

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